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'La falta de políticas ha hecho que muchos piensen que ahora ya sólo podemos poner límites'
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(Foto: J. Fernández Ortega)

"La falta de políticas ha hecho que muchos piensen que ahora ya sólo podemos poner límites"

Por Marina Forteza
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mfortezamallorcadiariocom/8/8/23
lunes 29 de julio de 2024, 05:00h

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La solución no es decrecer, es cambiar la forma en que crecemos. Esta es una de las conclusiones de Antoni Riera Font, catedrático de Economía de la UIB y director técnico de la Fundación Impulsa Balears, que encabeza ahora el reto de coordinar el grupo de expertos del Pacto Social y Político para la Sostenibilidad de Baleares. Mientras los diferentes grupos de trabajo han empezado ya sus primeras reuniones, el reconocido economista recibe a mallorcadiario.com mostrándose muy consciente de la gran responsabilidad que asume en un momento donde la sociedad reclama cambios urgentes. "Una revolución de la productividad" es la receta a todas las incógnitas sobre cómo Baleares puede revertir la pérdida de bienestar que lleva encadenando desde hace más de 20 años.

Riera es, además, muy claro: el problema reside en que el crecimiento económico de las islas es altamente dependiente de la acumulación de recursos (tierra, trabajo, capital…) y, sin embargo, no presta atención a cómo se aprovechan. "Seguir creciendo es necesario, el turismo es y debe seguir siendo relevante en Balears, pero no podemos continuar ni un minuto más alimentado un crecimiento económico y turístico basado en la utilización de más recursos naturales, más trabajadores o más turistas. Porque más, ya no significa mejor. Debemos transitar a otras formas de crecer o de lo contrario los costes económicos, sociales y ambientales serán irreversibles y se amplificarán los impactos negativos que hoy ya percibimos: acceso a la vivienda, desigualdad, saturación…”. Ante ello, muestra esperanza: "Todavía estamos a tiempo".

La Mesa ya ha inciado sus trabajos, y establecerá las bases a partir de la participación de multitud de entidades y opiniones. ¿Cómo se ha organizado y cuáles están siendo los primeros retos?

Los esfuerzos de estos primeros dos meses se han centrado en diseñar la arquitectura de un proceso que es muy complejo. Es decir, hemos construido el modelo de gobernanza en el que empresas, administraciones y otras partes interesadas puedan colaborar e intercambiar conocimiento para diseñar el futuro de Baleares que la sociedad desea. Que todos puedan jugar un rol importante y complementarse. Se ha optado por un modelo de gobernanza multiactor que promueve la generación de conocimiento robusto. Para ello, se ha habilitado una plataforma de participación online, que ya está en marcha, y se han articulado 12 grupos de trabajo, en torno a 12 áreas de reflexión-acción, que ya se están reuniendo bajo la coordinación de 12 directores generales del Govern. La elección de estas 12 áreas no ha sido arbitraria, nacen del Índice de desarrollo turístico que elabora el World Economic Forum, pues demanda al turismo lo mismo que le pide en estos momentos la sociedad balear: que el turismo contribuya al progreso de la sociedad y que permita hacer frente a grandes retos demográficos y climáticos a los que nos enfrentamos.

"Poner límites y no hacer una revolución de la productividad implicaría más empobrecimiento"

Son muchos grupos y entidades. ¿Cuánto tiempo podría pasar para que estén listas las primeras conclusiones?

Resulta imposible fijar una fecha en el calendario, ya que la velocidad dependerá de los ritmos de trabajo y de la capacidad de consenso de todos los actores. Debe haber voluntad de pacto y mucha generosidad por parte de todos.

¿Cómo se relacionan dichos grupos de trabajo, especialmente la plataforma de participación que se ha abierto a la ciudadanía y los expertos?

Los grupos de trabajo se alimentarán tanto de las aportaciones de sus participantes, todos ellos miembros de la Mesa del Pacto, como de los resultados que se deriven de la explotación de información de la plataforma de participación y del conocimiento que aporte el comité de expertos. Nos enfrentamos juntos a una gran labor: diseñar una agenda de transición sostenible con un impacto significativo sobre la función de bienestar social.

¿Y las propuestas de la ciudadanía?

Debo decirle que los datos son altamente satisfactorios en lo que se refiere a la participación ciudadana. En las dos primeras semanas, se han presentado 115 propuestas, y más de 10.000 ciudadanos han visitado el portal. Se pretende fomentar una participación más activa y diversa de la ciudadanía, captando los puntos de vista a gran escala y aumentando la inclusión y cobertura geográfica en un proceso de gran trascendencia para el futuro de Balears.

"Seguir creciendo es necesario, pero hay que transitar a otras formas de hacerlo o los costes serán irreversibles"

Dice usted siempre que le gusta actuar en base a los datos. ¿Cómo se va a traducir lo que se considere en el comité luego en la legislación?

El comité de expertos no será juez y parte. Al contrario, su función es únicamente la de apoyar la gran tarea que asumen los grupos de trabajo. Sin embargo, no se puede ignorar que existe una brecha considerable entre el conocimiento que se necesita para acometer una transición de estas características y el conocimiento que se tiene disponible, a menudo de carácter puntual y parcial. El comité se centrará en ofrecer información rigurosa y coherente a los grupos de trabajo, que sí debatirán y harán propuestas concretas. Todos los datos y el conocimiento que ofrezca el comité deberían permitir acercar posturas, encontrar puntos de unión, resolver dudas y malentendidos entre los participantes de los grupos de trabajo. Y, en una fase más madura del proceso, es probable que lleguen propuestas concretas y, en ese caso, el comité deberá evaluar si son posibles, por ejemplo, en el marco del ordenamiento jurídico o de las competencias autonómicas, entre otras. Los grupos elaborarán las líneas estratégicas de acción y, a partir de aquí, se elevaran a la Mesa para su aprobación.

¿Cree que la sociedad que se manifiesta entiende el problema de fondo?

La sociedad está levantando la voz ante las consecuencias de un crecimiento que presiona en exceso el capital social y capital ambiental de las islas. El incremento en el precio compra de la vivienda, de alquiler, la saturación, las desigualdades en renta… No se puede no ser crítico, sin embargo, me preocupa que, a pesar de la trascendencia de los temas que tenemos sobre la mesa, no seamos capaces de situar el debate.

¿A qué se refiere? Los movimientos sociales han comenzado a sostener que son necesarias políticas de decrecimiento, porque en un planeta finito no es posible un crecimiento indefinido. ¿Es eso cierto?

Creo que el debate ésta entre el más y el menos. Entre los que quieren continuar sumando volumen y los que quieren empezar a restar volumen. Ambos se equivocan. Deberían, todos, querer multiplicar el valor. Valor económico, social y ambiental. Ahí está a intersección. Los partidarios de seguir creciendo por volumen deben entender que la forma en que están creciendo sus negocios y sus beneficios, aunque sea de forma no deliberada y no intencionada, está teniendo efectos negativos sobre el bienestar de la sociedad y deberían estar dispuestos a buscar vías para reducir estos impactos o a pagar por ellos. Estas vías existen. Los partidarios del decrecimiento deberían reconocer que lo hacen no solo porque crean que socialmente y ambientalmente no hay otra salida que la reducción del nivel de actividad económica sino también –y primordialmente– por un deseo de alcanzar una sociedad diferente. Para la mayoría de ellos, esto no resulta posible dentro del capitalismo. Deberían reconocerlo, porque de lo contrario estamos jugando una partida donde no hay intersección posible.

¿Hay que poner límites?

Reducir, disminuir...no digo que no sea necesario y oportuno en muchos casos, pero estas políticas no podrán mantenerse en el tiempo si no van acompañadas de políticas de impulso de la productividad. Es preciso decirle la verdad a la sociedad. Primero, no podemos continuar creciendo como lo hemos venido haciendo los últimos veinte años. Segundo, obligados a cambiar de receta, hay encontrar una forma sostenible de crear bienestar y progreso. Tercero, limitarse a poner límites, créame que no es sostenible en el tiempo. La sociedad se empobrecerá más rápido de lo que lo ha hecho en los últimos veinte años. Existe una formula para ello: No se trata de producir más, ni de producir menos, sino de producir mejor.

¿Se puede, entonces, seguir creciendo?

Por supuesto, es condición necesaria para prosperar. Lo que ocurre es que crecer no ha sido nunca ni es ahora condición suficiente para ello. Así, que debemos empezar a quitarnos de la cabeza varias cosas. Primero, la idea de que el crecimiento económico es un adecuado indicador de bienestar y que debemos perseguirlo como objetivo. Esto es erróneo. Crecer no es el objetivo. Nunca lo debería haber sido. Como tampoco debería serlo ahora decrecer. El objetivo de cualquier economía es generar bienestar, satisfacer las aspiraciones de progreso de la sociedad. No hay otro objetivo superior. Segundo, para progresar, una economía necesita crecer, pero hay muchas formas de crecer y no todas generan bienestar. De hecho, Balears es un ejemplo de ello, crece más que la media europea y española pero no consigue traducir este crecimiento en bienestar, desde hace más de 20 años. La solución no es decrecer, es cambiar la forma en que crecemos. Y tercero, hay que empezar a distinguir el crecimiento económico que descansa en volúmenes crecientes de materiales y energía y el crecimiento por valor. El primero, desde luego choca con los límites del planeta. El segundo, en cambio, resulta posible, siempre y cuando el crecimiento se desacople o desmaterialice. Desgraciadamente, esto no se ha producido en la medida o características requeridas, ni a nivel global, ni en nuestras islas. Puede que alguien piense, entonces, que el desacople no es posible. Se equivoca: el problema es que hasta ahora no se han aplicado las políticas apropiadas. Ahora tenemos la oportunidad de intentarlo en el marco de un Pacto para un futuro sostenible.

"Crecer, sin añadir cada vez más valor, es pan para hoy y hambre para mañana"

¿Y cuáles serían estas políticas?

Todas aquellas que persigan y consigan un aumento de la productividad, ya sea porque mejoran la eficiencia operativa de los procesos de consumo y producción que tienen lugar en Balears o porque permiten, desde la innovación y la sofisticación, añadir mayor valor económico, social o ambiental a los bienes y servicios que producimos. Crecer, sin añadir cada vez más valor, es pan para hoy y hambre para mañana. Insisto, esto es lo que hemos hecho los últimos 20 años: alimentar el crecimiento económico del archipiélago (1,2%, media anual) con más población (1,7%, media anual), con más ocupación (1,2%, media anual), pero el resultado de todo este esfuerzo ha sido un impacto negativo en la función de bienestar social (-0,5%, media anual). Y todo ello, debido al escaso crecimiento de la productividad (0,1%). Ha llegado el momento de provocar una revolución de productividad en Balears. De lo contrario seguiremos tensionando el capital social y ambiental, y no solo nos empobreceremos, perderemos la oportunidad de hacerlo a partir nuestra especialización.

¿Qué productividad? ¿La laboral?

No se confunda. Muchos lo hacen estos días. Cuando los economistas hablamos y medimos la productividad de Balears a través de la productividad laboral, lo hacemos porque es fácil de calcular y porque permite aproximar lo que buscamos: la capacidad de crear valor. La productividad laboral no persigue poner en evidencia el rendimiento del trabajo ni de los trabajadores. La revolución de productividad que necesita Baleares en estos momentos compete a todos los actores que dan forma a una propuesta de valor, ya sea a través de una empresa o modelo de negocio o de un Govern, a través de su estrategia económica regional.

"La solución no es decrecer, es dar con las políticas adecuadas para traducir crecimiento en bienestar"

¿La presunta saturación es el origen de todos los males?

Como le he dicho, el gran problema de Baleares es la forma en la que crece y genera bienestar. La saturación o la dificultad de acceder a una vivienda son algunos de los muchos problemas derivados de una forma de crecer que ya no genera el suficiente beneficio social. No podemos seguir tratando de forma simple, fragmentada o parcial, los problemas que tenemos, como hemos hecho los últimos 20 años, aunque deseemos hacerlo en dirección contraria.

Hay determinados colectivos que piden, por ejemplo, limitar vuelos, ¿Cómo le diría a la ciudadanía que esta mejora de la productividad y no otras medidas radicales sí mejoraría su calidad de vida?

Es muy fácil. Durante los más de 40 años en que Baleares incrementó su productividad, siempre prosperó. Nuestros padres y abuelos se compraron su segunda residencia, ampliaron sus negocios, dieron estudios a sus hijos… cuando la tasa de productividad aumentaba en Baleares a un ritmo de entre el 80 y el 25 por ciento. Al igual que entonces, hoy, aquellos países que aumentan su productividad, prosperan y, aquellos que no lo consiguen, se empobrecen. Balears, con un crecimiento medio anual de la productividad del 0,1% no podrá cumplir jamás con las aspiraciones de bienestar de la sociedad. Tenemos el conocimiento, la tecnología, las empresas... todo está a punto para dar el gran paso. Lo que ocurre es que se tiene que hacer muy bien. El ciudadano tiene que entender que no hay actividades culpables. Todo tiene que ver con la forma de producir, un problema común a todos los sectores (construcción, industria, turismo, restauración...). Baleares tiene dificultades para traducir crecimiento en bienestar produzca lo que produzca. Es un problema sistémico de toda la economía.

"Baleares tiene dificultades en traducir crecimiento en bienestar produzca lo que produzca"

¿Es posible cambiar el modelo dejando de depender del turismo?

La mayoría de países con alta productividad están muy especializados. El problema no es nuestra especialización sino el hecho de que sea una especialización de bajo valor. El problema no es que produzcamos servicios turísticos sino como los producimos. Especializarse en otra actividad que no conlleve mejoras de productividad, no tendrá ningún sentido. Baleares necesita una reformulación económica, pero se debe hacer desde el turismo. Eso sí, hay que encontrar interrelaciones con otros sectores para que se pueda crear una cadena de valor más alta. Hay muchos motivos para diversificar, e incluso introducir sectores emergentes, siempre a partir de lo que somos, que es una economía basada en el turismo y con amplios conocimientos en turismo.

¿Hay casos como el de Baleares que hayan logrado revertir esta situación?

Sí, aunque los motivos sean distintos a los nuestros, comparten el principal síntoma: no generan bienestar. O bien crecen poco y no generan bienestar o bien crecen, pero no generan binestar. Este último es nuestro caso y, por ello, debemos reformular. Esto puede conseguirse con una simple modernización -algo que ya hemos intentado, en la planta hotelera y los núcleos turísticos- o bien se desde la diversificación o desde la incorporación de sectores emergentes. Por ejemplo, hay regiones mineras (como Nitra en Eslovaquia) que tras caer la demanda de carbón, dejaron de crecer y perdieron bienestar. Frente a ello, se han reinventado y han habilitado las minas para ser visitadas. Las regiones se transforman siempre a partir de lo que son o de lo que ya tienen.

¿Y de turismo hacia otra actividad, ha habido alguna transición?

Si, hay regiones turísticas que añaden capas de valor a su industria turística desde su cultura (Lusacia), su industria manufacturera (Eindhoven), sus puertos (Flandes), sus aeropuertos (Malta)… siempre con y desde la innovación. Esto está pasando en el norte de Europa, donde lo importante es que producen con muchísima innovación y de forma transversal. De hecho, hoy en día debemos dejar de entender la economía por sectores, es un todo.

"Necesitamos una reformulación económica, pero se debe hacer desde el turismo"

¿Es el alquiler turístico un problema?

Dado que Baleares durante estos 22 años no ha hecho la transición que se requería, se ha alargado la forma de crecer del pasado: crecer sobre la base de los recursos naturales y de los activos heredados, principalmente activos inmobiliarios y residenciales. El alquiler turístico no es por definición ni bueno ni malo, lo que ocurre es que es una actividad que es dependiente del volumen, tiene una baja capacidad de añadir valor y es, principalmente, rentista. La preferencia del capital privado por invertir en esta actividad ha tenido y tiene para la sociedad un elevado coste de oportunidad en términos de bienestar. Todas las actividades económicas que operan en las islas existen porque hay quien obtiene un beneficio, y desde el punto de vista privado, esta debe ser el objetivo. Sin embargo, desde un punto de vista social, el retorno es bajo o si lo prefiere inferior al de otras actividades productivas con capacidad de crear mayor valor. La baja presencia de este tipo de actividades en Baleares es lo que nos obliga a transitar.

¿Está entonces aumentando la separación entre los beneficios de las empresas y los trabajadores?

Es erróneo pensar que el problema de Balears está en la mala distribución de la riqueza. No dudo que pueda mejorar, pero el problema no es la distribución. No sé puede distribuir aquello que no se genera. Y solo se genera riqueza si se añade valor. Balears añade poco valor y, por lo tanto, genera poca riqueza. Acumula muchos recursos para producir, pero no los asigna ni aprovecha bien. Difícilmente una economía que no asigna ni aprovecha bien sus recursos, puede distribuir bien la riqueza que genera con ellos. Ojalá tuviéramos un problema de distribución, sería muy fácil de arreglar. No es el caso. El problema está en el patrón de aprovechamiento, es por esto que hay que ir a quirófano. Los movimientos sociales centran las críticas en la distribución y en la acumulación, porque es en este punto donde se hacen evidentes la saturación (de coches, de personas...) y desigualdades, pero el problema está donde precisamente no hay crítica: en la asignación y el aprovechamiento. Entiendo el malestar ciudadano, pero hay que reorientar el debate. Hay que crear políticas orientadas a mejorar la asignación y el aprovechamiento de recursos.

"El alquiler turístico es por definición una actividad de bajo valor"

¿Qué quiere decir cuando habla de 'morir de éxito'?

Desde Impulsa Balears, hace años que defendemos que el nuevo enfoque de sostenibilidad turística obliga a revisar la perspectiva de lo que se entiende por ‘éxito turístico’. Porque si lo que nos preocupa es el desarrollo de Balears, el bienestar de sus ciudadanos, la prosperidad de nuestros jóvenes, entonces debemos avanzar hacia una visión holística y de vigilancia continua del valor económico, social y ambiental que somos capaces de crear y abandonar, de una vez por todas, la perspectiva convencional y simplista de crecimiento de la actividad económica, de mercado turístico y de medición de volúmenes o récords. Debemos transitar también en materia de medición del éxito, de lo contrario moriremos de éxito, es decir, perderemos la posibilidad de seguir prosperando desde el turismo. De nuevo, el debate no está centrado: lo que está en juego no es más o menos turismo, sino si Balears puede o no seguir prosperando de la mano del turismo.

¿Habrá en 2025 una reactivación económica? ¿Cuál es el principal reto económico de las islas actualmente?

Desde un punto de vista coyuntural, la senda de crecimiento continuará siendo expansiva en 2025, salvo que la geopolítica lo impida. Hoy, las tensiones geopolíticas son el principal riesgo a corto plazo para el crecimiento económico de las islas. No obstante, independientemente de la fase del ciclo económico, Baleares arrastra grandes desequilibrios estructurales que impiden, desde hace más de 20 años, traducir el crecimiento económico en bienestar. Ahí está el único y gran reto de las islas: volver a situarse entre las 50 regiones más prósperas de Europa, una posición que ocupamos en el año 2000 y de la que hoy, desgraciadamente, nos hemos alejado muchísimo. No en vano, ocupamos la posición 110 de 233 regiones europeas en renta per cápita.

"Se remontará esta situación en una o dos décadas"

¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

A diferencia de los que generalmente se argumenta en el debate social, las razones no hay que buscarlas en lo que se produce (turismo, industria, construcción…) sino en cómo se produce: con cuánta eficiencia, con qué grado de innovación y con qué nivel de sofisticación. Desgraciadamente, la respuesta a estas preguntas no es satisfactoria. Baleares lleva más de 20 años insistiendo en una fórmula que, a pesar de haber sido exitosa durante más de 40 años, sigue siendo altamente dependiente de la acumulación de factores de producción (recursos naturales, trabajadores…) y otorgando una escasa importancia al grado de aprovechamiento de los mismos. No en vano, la productividad, como indicador de la capacidad de crear valor, se ha incrementado de media a un ritmo anual del 0,1 por ciento en los últimos 20 años. Ridículo, pero, sobre todo, insuficiente para atender las aspiraciones de bienestar de la sociedad. Balears debe acelerar el tránsito del volumen al valor, cuanto antes.

¿Qué escenarios se presentan? Decía usted que hace muchísimos años que arrastramos este problema.¿Estamos a tiempo de poner una solución?

Balears se enfrenta en estos momentos a una transición de gran envergadura. No negaré que llega tarde y que, por lo tanto, este proceso será hoy más costoso de lo que hubiera sido una transición gradual, planificada y ejecutada a tiempo. Sin embargo, también deseo dejar constancia que Baleares no se encuentra en un punto irreversible. Existe todavía margen de maniobra, más aún cuando el producto turístico sigue teniendo una elevada demanda en el mercado. No me cabe duda que con una diversificación de la estructura económica bien planteada, es decir a partir de lo que somos y del conocimiento que atesoramos, y, tal vez, con el complemento de algunos sectores emergente, Balears puede remontar esta situación en una o dos décadas.

"La crítica se centra en la distribución de la riqueza, cuando el problema es que se genera poca riqueza por un mal aprovechamiento de los recursos"

¿Qué pasará si no hacemos nada?

Frente al escenario de transición, el escenario inercial, de no hacer nada, conlleva por supuesto seguir empobreciendo, pero tal vez, lo más preocupante es que la sociedad perderá la oportunidad de dar respuesta a los retos que tiene sobre la mesa de la mano del turismo. Es un escenario que hay que evitar. El escenario al que nos enfrentaremos sería mucho más doloroso y costoso del que ahora el Govern y un centenar de actores han abierto con la constitución de la Mesa del Pacto político y social para la sostenibilida

Pasando a hablar de medio ambiente, ¿se han logrado cambios significativos en materia de sostenibilidad y circularidad en el sector?

Sostenibilidad y circularidad no son lo mismo. Es cierto que el sector hotelero particularmente ha adoptado principios de economía circular, de forma vanguardista, pero aún son insuficientes para decir que el turismo está avanzando hacia la sostenibilidad. Sea como sea, la economía circular es una vía de progreso para activar la palanca de sostenibilidad y por tanto, puede contribuir al impulso de la prosperidad. Esto es así porque la economía circular obliga a producir de forma más eficiente e innovadora. Esto está empezando a suceder, pero debido a los años de retraso que llevamos en ajustar la fórmula de crecimiento, volvemos a lo mismo, hace falta una revolución de productividad, acelerar el proceso de transición.

¿Por qué?

El problema de fondo es que tenemos que recuperar el bienestar perdido y para ello hay que restablecer la identidad crecimiento-bienestar que se rompió hace más de 20 años. Hoy las consecuencias son visibles, pues ello afecta a la vivienda, crea desigualdades sociales y sobrecarga los recursos. Desde los años 60 y hasta finales de los 90, Balears mantuvo en buen estado la relación crecimiento-bienestar. Desde el año 2001, esta relación se ha ido debilitando más y más y sin ser conscientes la hemos tratado como un problema puntual, cuando en verdad era estructural. Lo que le ocurre a Baleares no es un problema exclusivo. Las regiones que llegan a niveles altos de desarrollo, se ven obligadas a hacer cambios para mantener el bienestar alcanzado. Baleares, en lugar de intentar mantener el bienestar, ha optado por mantener la fórmula que en el pasado le dio prosperidad. Esta fórmula ha caducado. Ha llegado el momento de reformular.

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