Rajoy ya tiene argumento expiatorio para el caso en que se materialice el descalabro electoral que prevén las encuestas. No han sabido comunicar su gestión, afirma, evocando al eufemístico “no eres tu, soy yo” típico de una ruptura con una pareja que no te llena.
En otras palabras, está diciendo que los ciudadanos no hemos sabido apreciar la bonhomía de su gestión, aunque para no llamarnos tontos en la cara traslada hipócritamente la descarga de responsabilidad en sus propias filas. Uno se pregunta si detrás de estas palabras no está la afirmación “no os hemos sabido engañar lo suficiente”.
Que los ciudadanos hayamos soportado tres años con una de las presiones fiscales más elevadas de la democracia no parece que sea cosa de “comunicación”, como tampoco lo es que muchas personas, después de estar años y años sin encontrar trabajo, hayan decidido hacerse autónomos -perdón, emprendedores- aún a costa de pagar 250 euros mensuales sin tener apenas ingresos. ¿Qué es lo que no nos han comunicado bien? ¿Que no existía otra alternativa viable? Eso se ha dicho por activa y por pasiva.
Además de lo anterior, padecido y vivido en primera persona por todos los ciudadanos, (supongo que también para el sr Rajoy quien asegura que tiene los mismos problemas que los demás para llegar a final de mes), también hemos visto cómo el extesorero del PP ha afirmado que siempre ha existido una contabilidad en B en el partido y que los presidentes eran conocedores de ello, y que el modus operandi de las puertas giratorias sigue siendo de lo más vigente. Eso, a pesar de informarse -con plasma y sin él- que se han establecido mejores mecanismos para asegurar una mayor transparencia en la gestión del bien público.
A lo mejor al sr Rajoy le convendría plantearse lanzar un blog a lo Carmena.
Lo bueno de todo ello, y eso si que es un mensaje realista a enviar, es que los réditos de la “mala comunicación” del Gobierno los tendrá quien tampoco ha hecho méritos para ello. En Baleares ha pasado, no será nada nuevo.
