Ayer leí en la prensa que la situación de Baleares, según el Govern, es extremadamente mala, peor de lo que creían. Pero, sin embargo, este fin de semana, en las numerosas ruedas de prensa que se concedieron, se trasmitió una idea más bien diferente: nos hablaron de nuevo de la tarjeta única de transportes, de invertir un euro de cada cuatro en enseñanza, de elegir médico y hospital, de inversiones en turismo. El hecho es que han pasado más de cien días de Govern y aún seguimos sin tener una fotografía más o menos aproximada de la realidad; sin saber qué medidas se van a aplicar; sin entender por qué nos dicen que ya se han ahorrado 360 millones de euros (si los medios han reflejado correctamente este dato) y después nos vuelven a explicar que estamos fatal. Nadie sabe qué sucede con los famosos créditos, no hay rastro de las auditorías y, en definitiva, todo suena un poco chapucero, improvisado. Lo peor que nos podría suceder es ir aprendiendo a la vez que gobernamos. Para eso ya hemos tenido cuatro años fantásticos tras los cuales esperábamos algo diferente.
