Andan revueltas las aguas eurovisivas después del bochorno del sábado en TVE en el que un jurado demasiado parcial clasificó a Manel Navarro como representante español en la cita eurovisiva que se celebrará este año en Ucrania.
Un despropósito fue este año el cambio de las reglas de la competición que han dado al jurado el poder de decidir cuando lo justo sería que de este derecho siguiese siendo soberano y cualificado el voto del público que es mayoritario y es el que paga con cada uno de sus votos. Además lo de dejar la decisión final en manos de un jurado cuyo único mérito es ser locutores de radio y uno de ellos el principal promotor de Manel Navarro no dice mucho de la imparcialidad de estos señores. A su favor diré que las reglas no se cambiaron a posteriori y los participantes las aceptaron antes de
concursar así que no hay motivo para la queja aunque así se haya hecho un flaco favor a los cantantes y grupos que tuviesen la intención de concursar en ediciones venideras.
Bochornosa fue la realización de TVE con un programa más propio de una televisión local con un plató infame, un sonido de verbena de pueblo y por si fuera poco un ridículo de comedia con el numerito final en el que desapareció la guitarra del ganador (seguro que la robó alguna eurofan cleptómana en un ataque de rabia) haciéndole pasar los minutos más largos de su vida en los que le dió tiempo hasta a dedicar una preciosa peineta al público al más puro estilo John Cobra. Son tan conscientes del tongo y del ridículo que en TVE se niegan a dar la cara y el lunes Toñi Prieto, responsable de este desaguisado y cuya hija trabaja en Sony Music, la discográfica del ganador ha hecho un "chemazo" dejando tirado al cantante en la rueda de prensa celebrada el lunes y en la que el cantante se tuvo que enfrentar sólo como Calimero ante el pelotón de fusilamiento periodístico.
Por si fuera poco todo esto el público eurofan en su mayoría masculino y asiduo de los bares de Chueca tuvo un comportamiento muy hooliganesco durante todo el programa gritando como locas del público que van a "La Ruleta de la Suerte". Ya en el momento del veredicto no pararon los insultos y abucheos demostrando que Eurovisión para los gays es como la Champions League para
los heteros. El año que viene convendría hacerle un test psicotécnico a los que van de público. La guinda de la noche la pusieron miembros de las candidaturas de otras concursantes agrediendo físicamente a Xavi Martínez, locutor de Los 40 y miembro del jurado que es considerado el cerebro maquiavélico de una noche nefasta en todos los sentidos.
Lo peor es que el culebrón promete continuar.
