Estos días, todos hacen resúmenes de lo que ha sido el año y de sus protagonistas. Yo quiero desear lo mejor del 2015 a personas que se lo merecen y pasan desapercibidas. Empiezo por la clase política. Por esos hombres, mujeres y jóvenes que se afilian a un partido con la ilusión del servicio público y la entrega a la sociedad. Jóvenes, que se implican en un ideal y dedican su tiempo y esfuerzo a ganar adeptos, para el partido. Hombres y mujeres que fueron un día llamados a militar, a ir en listas, a ocupar un cargo y una responsabilidad y que lo han hecho lo mejor que saben. Gente honrada y cabal que merecen todo nuestro respeto. Gracias a ellos, tenemos una democracia estable y sólida. No lo olviden. Felicidades a todos los profesionales de las Fueras Armadas y de los ejércitos españoles que siguen al pie del cañón, a veces sin balas ni mecha. Lo de los chalecos antibalas, lo dejo para otro día. Hombres mujeres que salen de las academias con el ideal del servicio a la Patria, sin cuestionar ni las órdenes y los objetivos del mando. Como debe ser. Sobre todo a aquellos que juraron fidelidad a la Constitución y siguen sin entender el por qué no la respetan, según quien. Felicidades a los que trabajan en el servicio público, que han soportado los recortes en sus sueldos y en las herramientas que necesitan para cumplir con su labor. Maestros y profesores, médicos y enfermeras, técnicos y funcionaros que consiguen que el país siga adelante, a pesar de algunos. Abuelos y abuelas, que con una “paga” de 360 euros, consiguen sacar adelante sus casas y las de sus hijos y nietos. Felicidades para las religiosas que trabajan en asistencia social o como ayudantes sanitarias. Nunca les pagaremos todo lo que hicieron, sin ganar nada, ni protestar, ni reclamar. Son las grandes olvidadas de la democracia. Felicidades a los curas comprometidos en la defensa del patrimonio y de la historia de todos. Los que sufren por la incomprensión y son utilizados, por unos y por otros, con fines políticos. Felicidades a los que luchan en la defensa de la cultura, sin caer en dogmatismos ni banderines de enganche. A todos, los que sienten y aman la cultura como un patrimonio universal, de todos.
En fin, Molts d’Anys a nuestra gente, a los que son de aquí y los que se han hecho de aquí. A todos los que trabajan para que yo viva en un mundo mejor.
Muchas gracias.
