He repasado mis artículos para realizar un balance privado de los temas de los que he hablado durante el 2014, y he observado que en un par mallorquín de ocasiones me he centrado en nuestra reina consorte, así que, para no perder la costumbre y al ser hoy un día propicio para temas livianos -y nunca mejor dicho- me volveré a centrar en la asturiana, aunque no sea la leche.
Ni que decir que a nivel protocolario y de relaciones institucionales la esposa de Felipe V de Mallorca se está desenvolviendo bastante bien. Sus discursos están muy bien elaborados y se presume que ha propiciado en gran medida la apertura que está mostrando la Monarquía. Da la sensación de que se esfuerza en resultar una soberana ejemplar.
Precisamente, porque los ciudadanos necesitan ser representados por personas consideradas modélicas (jejeje), no puedo obviar que la imagen estética que proyecta Letizia Ortiz es muy nefasta. Y no me refiero a que sea tan fiel a Varela y Mango, a que no se sepa peinar sin trenzas ni a que le falte la chispa elegante de Máxima Zorreguieta… me refiero a su extrema delgadez.
Se supone que las pasarelas españolas han adoptado medidas para evitar que desfilen modelos escuálidas de tallas 34-36 al suponer un mal ejemplo para las adolescentes y no tan adolescentes. Por ello, y al ver que la Jefatura de estado está intentando dar una imagen más cercana a la ciudadanía, uno se pregunta si la Casa del Rey se está dando cuenta de que no es bueno que la reina se muestre ante todos tal una escoba de barrer.
España no sólo destaca por sus buenas firmas de moda, sino también por su gastronomía. ¿Qué deben de pensar los mandatarios de otros estados cuando reciben a Letizia de visita oficial? Si se quiere dar la imagen de que en España se pasa hambre… enhorabuena.
No haré demagogia hablando de toda la gente que sobrevive gracias a los comedores sociales, aunque ver ciertas imágenes les pueda suponer una bofetada en la cara.
Para el 2015, su majestad puede hacer el propósito de beber un poco más de leche.





