Baleares vive de la gestión del medio ambiente. Del atractivo de un entorno envidiable que comparte con sus visitantes.
Nuestra realidad pluriinsular, diversa, cosmopolita, con encanto y abierta al ocio de los ciudadanos de la unión ha encontrado en el turismo su motor económico.
En cuantas ocasiones nos hemos desayunado con depuradoras disfuncionantes por déficit de mantenimiento. Incendios forestales en bosques invadidos por la maleza. Déficit de agua potable conviviendo con importantes pérdidas no controladas en la red. Aguas depuradas derivadas al mar e infrautilizadas. Innumerables vertederos incontrolados.
No me negarán que la gestión del medio ambiente es francamente mejorable. La solución de un problema empieza con reconocerlo. En este caso, por un lado sufrimos un déficit de conciencia ciudadana medioambiental y por otro nuestras administraciones deberían ser más imaginativas y eficientes. Ni lo uno ni lo otro se arregla en dos días.