La presidenta del Parlament de les Illes Balears, Xelo Huertas, protagonizó durante la audiencia con el Rey Felipe VI en el Palau de Marivent un esperpéntico episodio absolutamente lamentable e impropio de la segunda autoridad de la comunidad autónoma, que no encuentra excusa en su inexperiencia. La destacada militante de Podem pidió al Jefe del Estado que suspendiera el cóctel que desde que fue proclamado Rey viene ofreciendo cada año a destacados representantes de la sociedad balear.
Es muy contradictorio que se critique la lejanía de una institución como la Casa Real, algo que habitualmente hace Podemos, y cuando esta institución organiza un acto para aproximarse a la ciudadanía a través de representantes de la sociedad civil, se pida que no se haga tal acto poniendo como excusa la crisis y además, en el colmo de la demagogia, se pida que se done la cantidad que costaría el cóctel a los comedores sociales.
Cabe preguntarse en calidad de qué la señora Huertas planteó esta propuesta a S.M. El Rey, pues no consta que cuente con el respaldo de la Mesa no del Pleno del Parlament. Por tanto, hay que concluir que lo hizo a título particular, lo cual solo puede interpretarse como una extralimitación en el ejercicio de su cargo, ya que no acudió a la audiencia con el Rey a título particular, sino como presidenta del Parlament.
Así como Francina Armengol, Miquel Ensenyat y José Hila, quienes también fueron recibidos por el Rey en Marivent, supieron estar en su sitio como representantes de los ciudadanos, la señora Huertas estuvo completamente fuera de lugar, lo que es muy de lamentar. Si ella no quiere ir al acto organizado por la Casa Real en el Palau de l'Almudaina el próximo miércoles, que no vaya (aunque incluso eso es discutible que pueda hacerlo sin presentar su dimisión previamente, pues como presidenta del Parlament tiene obligaciones institucionales que cumplir), pero pedir que se suspenda es incurrir en una descortesía nunca vista antes.



