El conjunto local, necesitado de puntos, se animó con su gente y con el buen aspecto de las gradas del municipal de Sibiu (casi 10.000 espectadores) y ya desde el inicio anunció intensidad y tensión. Con todo, España aguantó bien esa puesta en escena y fue llevando el combate a su terreno.
Avisaba por el flanco derecho y por ahí encontró un tesoro después de una jugada impecable. Mayenda leyó la cabalgada de Fresneda y el lateral ganó la línea de fondo para ponerle un balón impagable a Gonzalo, letal en el arte de rematar. El delantero, impecable en sus movimientos y en todo el trabajo que hace sin que cuente tanto para la estadística, saltó para poner el 0-1 de cabeza y estirar su cuenta goleadora con la sub-21.
Por pura lógica, Rumanía se multiplicó para revertir la situación, pues la derrota le dejaba en el alambre. Se acercó a la portería de Esquivel y, aunque no disfrutó de ninguna ocasión clarísima, transmitía peligro. Cabe decir que España también cumplió bien en defensa y gestionó con autoridad ese momento de agobio, llegando al descanso con esa mínima ventaja que valía oro.
El intermedio sentó bien a la Selección, enchufadísima desde que se retomó el debate. Fue ganando metros y embotelló a una Rumanía menos viva. Tanto es así que en el minuto 53 puso tierra de por medio con el segundo, obra de Fresneda. Después de una larga jugada que se inició por la izquierda, la pelota terminó en el bando opuesto y por ahí emergió a lo bestia el lateral del Sporting Clube, quien, asistido por Mayenda, le pegó con dureza para rubricar su sensacional actuación. Lo celebró con rabia, la piña española en la esquina estaba más que justificada.
El combinado nacional se liberó con ese segundo tanto y, va en la genética de este equipo, fue a por más. Fresneda y Gonzalo volvieron a encontrarse en una oportunidad muy clara y Rumanía no sabía cómo salir de su campo, superada por los buenos minutos de los internacionales de David Gordo. Pablo García, nada más salir, estuvo a punto de cantar el tercero con un gran cabezazo, pero Lefter se lo impidió con una muy buena parada.
Salvo algún arrebato rumano, España tuvo todo bajo control hasta el final, mereciendo incluso ampliar la renta. De todos modos, el 0-2 resume muy bien lo que sucedió en Sibiu, en donde se descubrió un equipo líder y sin fisuras.







