La Agencia Tributaria ha presentado su Plan Anual de Control Tributario y Aduanero para 2017.
La tecnología y el análisis de la ingente cantidad de datos de que disponen van a desempeñar un importante papel en el rastreo y persecución del fraude. Para ello van a intensificar la inversión en la arquitectura Data Warehouse y la tecnología Big Data. Este último es un concepto que está muy de moda pero es un gran desconocido. Big Data se refiere a la gestión y análisis de datos, de tamaño tal que no pueden ser tratados de manera convencional al superar las capacidades de las herramientas habituales para procesar los datos.
Hacienda se centrará en la economía sumergida o actividades ocultadas de manera deliberada para eludir el pago de impuestos. Gracias a las herramientas informáticas de que dispone, Hacienda ha detectado que es una práctica muy extendida en algunos sectores. Sobre todo se centrará en el IVA porque, reconoce que aún existe es habitual aquello de "¿lo quiere con IVA o sin IVA?".
Otro punto en el que Hacienda hará hincapié este año será en la investigación de los patrimonios de las personas físicas, sobre todo, los erradicados en el exterior. También vigilará las actividades de empresas multinacionales con actividad transfronteriza.
Uno de los aspectos más innovadores será el énfasis que va a hacer sobre la inspección de la actividad digital y la de nuevos modelos de negocio en Internet, reconociendo que suponen desafíos para el control tributario. La tecnología Big Data hará énfasis en analizar la información disponible en la Red para descubrir actividades o rendimientos ocultos así como el tráfico ilícito de bienes. También vigilará que quienes tengan un comercio online y deban tributar en España, lo hagan adecuadamente.
Un claro objetivo de la Agencia Tributaria para este año, es el uso de Big Data para detectar signos externos de riqueza que no son acordes con el historial de declaraciones de renta o patrimonio presentadas en el pasado. Por ejemplo, se cruzarán datos de viajes, estancias en hoteles de cierta categoría, visitas a spas, compras de coches de cierta cilindrada o relojes de alta gama que son indicadores de un cierto status que deberá cuadrar con el status que se derive de lo declarado. Un descuadre hará saltar las alarmas tributarias. Detectar la compra de estos artículos o servicios no es tan complicado como parece. Sobre todo si los pagos se han realizado con tarjeta de crédito. Y hay que recordar que, desde este año se han limitado los pagos en efectivo desde 2.500 hasta 1.000 euros, una reducción de nada menos que un 60%. Todo tiene un porqué. Los bancos y el comercio vendedor tienen toda la información. Hacienda, con alta probabilidad, también. El Gran Hermano ya está aquí.
