Hace poco tiempo, leí en la prensa local, que un empresario se había suicidado, dejando caer su vehículo a un acantilado. Su entorno más cercano, no se sorprendió mucho porque según se contaba “estaba pasando por una gran crisis empresarial y personal”.
Aunque en los periódicos leemos diariamente que estamos saliendo de la crisis y que este año los resultados económicos en nuestras islas han sido muy buenos, es curioso como todavía hay mucha gente que sigue trabajando en unas condiciones realmente precarias y por desgracia, sigo oyendo en mi despacho, auténticas tragedias de personas que lo han perdido todo.
Empresarios de prestigio que, tras una carrera profesional intachable, han tenido que ver a una edad ya avanzada, cómo todo por lo que habían luchado, se desmorona y tienen que volver a reinventarse.
Acuden a mí, simplemente para sentirse escuchados objetivamente y para sentirse acompañados en ese camino de planificación estratégica hacia su nueva vida.
Hombres y mujeres, llenos de heridas en el alma, que deben de volver a empezar de nuevo, cuando lo que les tocaría es disfrutar de los pocos años que les quedan para jubilarse, de lo que habían cosechado en su vida.
Historias de vidas, realmente traumáticas, y un ser humano detrás de ellas, que día tras día tiene que volver a empezar para poder seguir subsistiendo.
Hombres y mujeres que no duermen por las noches, pensando cómo pueden hacer para poder reinventarse nuevamente.
Y como el Ave Fénix, veo como muchos de esos empresarios, no se desvanecen del todo, sino que vuelven a intentarlo renaciendo de sus cenizas.
Muchos de ellos lloran en mi despacho, suplican un abrazo y se arman de valor para idear una estrategia, un plan donde poder apoyarse, utilizando todos los recursos de los que disponen, que no son pocos y vuelven a intentarlo un día más.
Verdaderos héroes de carne y hueso, que luchan para sacar a sus familias adelante, sabiendo que lo único que les queda son sus valores, su orgullo y la fe de creer que es posible volver a empezar nuevamente.
Historias de héroes y heroínas que se reinventan sabiendo que es un derecho legal tener un techo seguro y un trabajo estable, aunque nuestra sociedad actual, nos haya hecho ver, que solo, si te lo mereces lo tendrás.
Hemos perdido la perspectiva de lo que nos corresponde por derecho legal y ellos no quieren permitir que esta sociedad, en la que no se premia al que hace bien las cosas, sino al que mejor ha sabido culebrear entre el fango, olvide que tenemos unos derechos que fuimos adquiriendo siglo tras siglo.
No solo unos pocos pueden ser los privilegiados de tenerlo todo, no permitamos que esa clase media siga desapareciendo y luchemos todos por un salario digno, un trabajo que nos haga sentir bien y unas condiciones profesionales estables, que no nos hagan perder la dignidad.
Desde aquí quiero seguir animando a esos héroes de carne y hueso a que sigan avanzando porque ellos son los que están creando las bases de nuestro futuro y de ellos depende volver a tener lo que tanto tiempo, nos costó conseguir, unas condiciones dignas de trabajo y un techo donde vivir.