Comprendo que haya quien pretenda valorar al enemigo con el fin de resaltar la hipotética victoria y minimizar la posible derrota, pero lamento disentir de quienes han calificado de trascendente el partido de esta jornada entre el Elche y el Mallorca. No discuto que si los tres puntos vienen para Palma los de Vicente Moreno habrán dado un gran paso de cara al título de liga, un premio que no deja de ser simbólico si no se acompaña del ascenso en el posterior y preceptivo play off, pero no me cabe la menor duda de que si no es así tampoco deberían tener grandes dificultades para mantener la posición en las cuatro últimas citas del calendario que, en principio, no ofrecen grandes dificultades.
Aparte, el equipo que ahora dirige Pacheta tampoco es el Milan de Arrigo Sachi ni mucho menos. Le quedan confrontaciones más arriesgadas que al Villarreal B que, por otra parte, perdería con el líder en un eventual empate de puntos.
El colchón que en la primera vuelta adquirió el inquilino de Son Moix permite suavizar la recta final de la liga para mentalizarse de cara a lo que viene después, que es lo realmente importante. Los árboles de la fase regular no han de impedir la visión global del bosque que es imprescindible atravesar, por mucho que dudemos del contenido real de este proyecto que lidera Robert Sarver y dirige Maheta Molango. Particularmente creo que el Mallorca ha sido un medio, pero nunca el fin. Ojalá me equivoque y me saquen los colores.