Lo está consiguiendo. El alcalde de Palma está consiguiendo que ni nos acordemos de las quejas que teníamos todos de nuestra propia ciudad. ¿Recuerdan?. "Palma es un desierto los domingos, Palma está muerta en invierno pasadas las 10 de la noche, Palma no está en ningún circuito turístico internacional porque no tiene nada que ofrecer......" Hubo muchas dudas cuando Isern sembró el centro de la ciudad de terrrazas. Hubo quejas cuando defendió y consiguió libertad de apertura de comercios en el centro los domingos y festivos. Y ahora hay algunas voces que no ven bien que empiecen a despacharse favorablemente las muchas licencias que se solicitan para abrir pequeños hoteles de lujo en Ciutat. Las terrazas han dinamizado el centro, han creado puestos de trabajo y han dado color. Es indiscutible. Había dudas por el asunto de los ruidos. Isern lo resolvió con una ordenanza limitadora de horarios nocturnos. La apertura comercial también ha dado vida a las zonas con permiso para abrir. El ciudadano lo está aprovechando y disfrutando con sol y con lluvia. El que no abre es porque no quiere o no le interesa. Y a los que dudan de la bonanza de los hoteles de pequeño formato, sólo les adelantare que, de entrada, rehabilitan edificios cuyas fachadas al menos estaban muertas de asco. Esto es transformar una ciudad. Ahora bien, en los menos de dos años de legislatura que quedan, a Mateu Isern le toca levantarse la visera mirar mas allá del centro y atacar problemas de envergadura. Sí, de envergadura. Porque lo que le queda son edificios gordos. Lluís Sitjar, Palacio de Congresos, edificio de GESA, Estadi Balear y Son Dureta. Parece que a este alcalde le da miedo el cemento en grandes cantidades. Resolver estos 5 asuntos, señor Isern, tambén es transformar.





