En una jornada final marcada por la lluvia torrencial, colapsos inesperados y un campo convertido en trampa natural, Spaun escribió una de las historias más inspiradoras que se recuerden en el golf moderno.
Un arranque caótico y un giro inesperado
Todo parecía perdido. Spaun arrancó con cinco bogeys en los primeros seis hoyos, desdibujado y fuera de ritmo. Pero tras una interrupción de 96 minutos por tormenta eléctrica, el californiano volvió al campo transformado. Jugó con el temple de un veterano, anotando birdies en los hoyos 12, 14 y 17, antes de firmar un putt de 64 pies para birdie en el 18 que selló su tarjeta de 72 golpes (+2) y un total de 279 (-1).
Un golpe que no solo definió un campeonato, sino que simbolizó una carrera entera de lucha y superación.
Podio inesperado: MacIntyre y Hovland completan el top 3
El escocés Robert MacIntyre (281, +1) fue el último en tener una opción real, pero un bogey en el 16 le cerró la puerta a la gloria. Por su parte, Viktor Hovland (282, +2) firmó una ronda final sólida y aprovechó el descalabro de otros favoritos para subir al tercer escalón del podio.
Scott y Burns, víctimas del parón
La tormenta no solo detuvo el juego: destrozó las aspiraciones de Sam Burns y Adam Scott.
Burns, que partía como líder en solitario, no resistió la presión y se desmoronó con un 78 (+7), cayendo hasta la séptima posición. Peor suerte corrió el veterano Adam Scott, quien compartía el último grupo con Burns y cerró con un 79 (+8) que lo relegó al puesto 12, firmando así una dolorosa despedida a su mejor oportunidad reciente en un major.
Rahm y Scheffler
Entre tanto caos, Jon Rahm y Scottie Scheffler dieron la cara. Ambos terminaron con 284 golpes (+4), empatando en una meritoria séptima posición. Rahm, especialmente, dejó una impresión brillante al firmar la mejor vuelta del domingo junto a Rory McIlroy: 67 golpes (-3), incluyendo tres birdies consecutivos para cerrar.
Scheffler, por su parte, mantuvo su habitual consistencia, pero se mostró errático en los greenes. Su torneo se fue entre putts fallados y oportunidades desperdiciadas, en una semana en la que nunca logró capitalizar su condición de número uno del mundo.
Una lección de vida: Spaun, símbolo de perseverancia
Lo de Spaun no es solo un triunfo deportivo. Es una historia de redención. De un jugador que sufrió lesiones, pasó por el anonimato, convivió con la duda y luchó años para estar entre los mejores. Hoy, en Oakmont, encontró su momento. Su victoria no sólo consagra un nuevo campeón: inspira a todos los que alguna vez pensaron en rendirse.
Pero Spaun va más allá del golf: vive con diabetes tipo 1, una condición que exige disciplina y fortaleza constantes. Competir al más alto nivel con esta realidad es, en sí misma, una victoria. Además, ha usado su voz para concienciar y apoyar la lucha contra la diabetes, convirtiéndose en un faro de esperanza para miles que comparten su batalla diaria.
J.J. Spaun, campeón del U.S. Open 2025
Un nombre que ya forma parte de la historia. Un hombre que, con humildad y coraje, ha demostrado que en el golf —como en la vida— la grandeza puede aparecer cuando menos se espera.
