El ministro de Fomento ha iniciado una gira por Europa para vender pisos. Nuestro agente inmobiliario está ya en Gran Bretaña y después irá por varios países europeos. El destacado miembro de ese partido político que en algún momento dijo que estaba en contra de la especulación inmobiliaria, ha ido a vender el excedente de viviendas (700 mil) que tenemos en España y, también, en Baleares. El ministro no ha explicado qué comisión pedirá en sus operaciones de venta, pero se supone que le bastará con el salario que cobra de todos nosotros. Tras varios años criticando con justicia que el boom inmobiliario no tenía ni base ni solidez, el ministro ha tomado la decisión de salir a vender viviendas. ¿No habría sido más interesante desarrollar la legislación que impida que todo el complejo e inútil mecanismo de recalificación de suelo se adaptara a Europa impidiendo los espectaculares enriquecimientos que hemos venido viviendo en España? Perdón, hay un error por mi parte: este mecanismo será inútil para la economía, pero es muy útil para otras funciones a interesan a muchos de los agentes implicados, una de las cuales posiblemente tenga que ver con la financiación de los partidos.





