El conseller <strong>Manera</strong> concede una entrevista estupenda hoy en <em>Diario de Mallorca</em>, en la que nos explica las claves de un gobierno que él mismo dice que es <strong>inoperante</strong>. La conclusión que uno saca al leer la entrevista es que Manera integra un gobierno de <strong>periodistas</strong>, de personas que no quieren hacer la historia sino narrarla. Son cronistas. Manera nos cuenta que por las noches <strong>escribe un libro sobre sus experiencias</strong>, sobre lo que ha visto, sobre eso tan bonito que es ver el mundo desde el coche oficial, con cristales tintados (metáfora de su cargo, de su entorno). El conseller explica que hay que <strong>reducir 700 empleos públicos anuales</strong>, que hay que eliminar una parte de las 140 empresas públicas, que hay que aplicar recortes, que hay que hacer un <strong>régimen especial</strong> del que dice que ahora mismo “quiero dejar cerrado” (quedan dos semanas de gobierno). Y, al mismo tiempo, en la entrevista reconoce que no ha hecho nada de lo que le receta “a quien entre aquí”, porque da por hecho que se va. El testamento de la impotencia o de la incompetencia. Manera actúa como si fuera un cronista, un periodista, un <strong>observador privilegiado</strong>. Manera no es un conseller sino el autor de un libro al que los ciudadanos hemos estado pagando cuatro años para que pueda ver las cosas por dentro. Yo creo que aquí, estimado conseller, hay un pequeño error. Usted (y el Govern, por extensión) no está en la conselleria para <strong>analizar lo que sucede</strong>, para observarlo y contárnoslo en enternecedoras entrevistas o en libros de calidad, Usted está para hacer lo que con tanta frecuencia nos dice que se tiene que hacer. Ya en el Presupuesto de 2009, usted decía a la prensa que había que <strong>recortar el gasto un 15 por ciento</strong>, cosa que por supuesto no sucedió. Y desde entonces, nos ha repetido que hay que cerrar empresas públicas, que hay recortar el gasto, que hay que <strong>reducir burocracia</strong>. Pero usted da la impresión de que sólo es un analista, un cronista, un testigo del mundo, pero no un ejecutor. A usted en realidad, parece que le gustaría ser yo, escribir cada día un <strong>diagnóstico e irse a dormir tan tranquilo</strong>, presentando como saldo un rato de entretenimiento y reflexión para algunos lectores. El problema es que usted no estaba obligado a aceptar este cargo sino que <strong>lo buscó libremente</strong>. Usted podía haberse dedicado a esto de escribir, pero desde fuera. Creo que en <strong>Mallorcadiario</strong> le habrían dejado hacer una columna diaria, que sería muy interesante. Un estudio que bien se podría titular “<strong>Cómo un brote verde se asoma y esconde intermitentemente</strong>”. Pero aquí hace años que, como usted muy bien dice, necesitamos alguien que reduzca el número de empresas públicas, no que, como usted también nos cuenta, sólo haya logrado que no aumenten; se requiere alguien que hable con los <strong>sindicatos</strong> sobre cómo cerrar empresas, no un conseller que nos diga que es muy difícil porque esto de hablar con los sindicatos es un embrollo. Como parece que está llegando <strong>al final de su libro</strong>, nos anuncia que se va. Que ya lo ha visto todo y que ahora sólo tiene que buscar editor. Menos mal. Esperemos que el próximo conseller <strong>tome decisiones</strong> y usted nos las puede seguir contando, aunque ya sin que le paguemos el sueldo.





