Aunque ya no hay estado de alarma, algunos derechos fundamentales en Balears (como la libertad de circulación y movimiento) siguen restringidos. Había toque de queda entre las 23 y las 6 horas con el estado de alarma y ahora también sin él, lo que lleva a uno a preguntarse por qué se decretó dicho estado de alarma si se podían restringir las libertades sin llegar a ese extremo.
Al Govern de la presidenta Francina Armengol eso es algo que no le importa en absoluto. ¡Qué más le da a ella el estado de alarma! Decretó el toque de queda incluso sin reunir al Consell de Govern, imagínense. Tuvo que reunirlo con carácter extraordinario para que el TSJIB aceptase estudiar el asunto para, finalmente, avalar la medida por tres votos a dos. Las dos magistradas discrepantes consideran, al igual que lo hacen otros colegas de distintas autonomías, que impedir que la gente salga de su casa por la noche se trata de una medida desproporcionada. A fin de cuentas, si usted quiere salir a pasear solo a la una de la mañana, ¿a quién pone en peligro? Vale que se impidan las concentraciones de gente, pero el toque de queda es una medida indiscriminada y exagerada que algunos jueces avalan por una preocupante querencia lanar con el poder. Yo creía que ese comportamiento ovino sólo lo mostraban los periodistas, pero ya veo que me equivocaba.
Armengol logrará contener la propagación del Covid a costa de arruinar a los bares y restaurantes que no tienen terraza, que no son pocos en Balears. Intenta así que la planta hotelera pueda trabajar, pero por ahora será sólo con alemanes, porque los británicos no vendrán fácilmente. Los socialistas le dan la culpa a la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, pero una barbaridad como esa no cuela y, en todo caso, aquella no se presenta a las elecciones aquí. Armengol sí y entonces veremos el nivel de satisfacción que los ciudadanos de Balears tienen con respecto al modo en que el Govern ha gestionado la pandemia y sobre todo, una desescalada lentísima que asfixia a mucha gente.
Vaticino que los asfixiados culparán a Armengol de su desgracia. A Ayuso aquí no la conoce nadie, excepto los socialistas.





