Según Mafalda:“Los médicos han convencido a la mitad de la población de quedarse en casa. Ahora falta que los veterinarios convenzan a la otra mitad”.
Pedro Gullón, miembro de la Sociedad Española de Epidemiología apostaba, ante el final del estado de alarma el pasado día 9 que era imprescindible vigilar que no hubiera una sensación caótica "No importa tanto que haya un caos normativo, que puede que no lo haya, como que triunfe esa percepción y que derive en menor adherencia al cumplimiento de las medidas", en especial las que tienen que ver con el ocio nocturno, como el cierre de los locales o la limitación de las reuniones, "funcionan solo si la gente las acepta a nivel individual, porque no puede haber un policía detrás de cada persona".
"Es algo que deberíamos tomarnos muy en serio", opina José Martínez Olmos, exsecretario general de Sanidad y profesor de Salud Pública en la Universidad de Granada, que aconseja "combinar los mensajes positivos y de esperanza con los que describen la realidad epidemiológica" para "no crear falsas esperanzas".
Pues bien, ni la sentencia de Mafalda, ni la advertencia de los expertos como las reseñadas han servido de algo, porque el número de viandantes de fiesta y personas con demasiado alcohol en sangre, (en una palabra, borrachos) y sin mascarillas ha sido tan elevado, la propia noche del fin del toque de queda, como por ejemplo en Madrid, que los policías se han visto superados y hay quienes no recuerdan haber vivido algo así y se ha cumplido de nuevo que mientras las calles de ocio se han convertido en templos del libertinaje de las cañas, en la otra cara de la moneda, los vecinos, que se habían acostumbrado a vivir con cierta calma durante el estado de alarma, han lamentado su nueva realidad y algunos incluso han tirado agua en los portales para evitar que los beodos acabaran la fiesta sobre las baldosas de sus casas.
Las imágenes que se vivieron en algunas ciudades en la noche de este sábado, cuando a las doce de la noche acabó el toque de queda, pusieron el acento en la gran importancia que tendrá ahora la capacidad de los ciudadanos para actuar con responsabilidad y en algunas comunidades como Madrid donde, en el barrio de Malasaña se llevó el premio gordo, los jóvenes gritaban y bailaban abrazados y sin mascarilla por las calles de este céntrico barrio, lo mismo que hacían en La Puerta del Sol donde el control no existió, los antidisturbios brillaron por su ausencia, las peleas, petardos, trifulcas, vítores y gritos de júbilo protagonizaron imágenes que han generado muchísima preocupación, a la par que un mal oliente rastro de vómitos y defecaciones propio de un País sin educación, sin freno, sin solidaridad y sin respeto a la mayoría, inducido por los propios representantes políticos peporros a los que han votado en masa.
Los jóvenes, sin las mínimas medidas sanitarias ni de distancia social, celebraron alcoholizados al grito de “libertad” y “viviendo a la madrileña” el fin del estado de alarma. Siguiendo al pie de la letra el peligroso discurso repetido hasta la saciedad, repetido hasta el aburrimiento durante la reciente campaña electoral por Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida. Porque el Partido Popular madrileño hizo de la juerga y de recuperar la fiesta nocturna su principal eje de campaña, como quedó demostrado la propia noche del 4 con la celebración de la victoria.
En una muestra de lo hipócrita, de lo sinvergüenza, de lo ruín que es el alcalde de Madrid y ante las críticas de la opinión pública sobre los comportamientos irresponsables de dicha noche, volvió a cambiar su punto de vista sobre “la libertad”, que ya no es irse de cañas como repitió durante toda la campaña, ahora explica, una vez concluida la campaña electoral, como una prueba más de lo desvergonzado, fresco, caradura, golfo, canalla, ruin, tunante que es, y dice que “la libertad no consiste en infringir las normas ni en hacer botellones; porque no están permitidos en la ciudad de Madrid. Hacer un botellón en la Comunidad de Madrid no es libertad”.
El Partido Popular, con el estado de alarma, ha dado una pista más de que es como la gata flora que cuando se la meten chilla y cuando se la sacan llora. ¿Capisci?





