La polémica alrededor del anteproyecto de ley agraria del Govern del PP pone en evidencia una incoherencia política clara: el PSOE, que durante años ha respaldado regulaciones orientadas a compatibilizar la actividad agraria y la turística, ahora se opone a un texto que precisamente busca proteger eso.
El conseller de Agricultura, Pesca y Medio Natural del Govern, Joan Simonet, ha defendido que el proyecto de ley incorpora cerca del 80 % de las peticiones del sector primario en Baleares, y ha subrayado que no introduce nuevas “plazas turísticas” ni figura alguna para “turistificar” el campo.
Sin embargo, la izquierda —a través del PSIB y Més per Mallorca— denuncia que la norma se alinea con una “turistificación” del sector agrario y demanda su retirada.
La regulación de actividades en explotaciones agrarias, ganaderas y pesqueras —incluso aquella con componente turística, como las agro-estancias— no es un capricho del ejecutivo autonómico, sino una respuesta necesaria a la precariedad del sector primario. Si el turismo aporta un complemento de ingresos, fortalece la viabilidad de familias que trabajan la tierra, cuidan el ganado o faenan en el mar, ¿a qué viene demonizarlo?
Si el turismo aporta un complemento de ingresos, fortalece la viabilidad de familias que trabajan la tierra, cuidan el ganado o faenan en el mar, ¿a qué viene demonizarlo?
El PSOE, durante sus años de responsabilidad en el Govern, llevó a cabo políticas que, sin causar la menor controversia, han permitido ese equilibrio campo-turismo. Y ahora, cuando aparece una ley que formaliza y regula dichas sinergias, opta por colocarse en una posición crítica con su propia gestión, lo que es inexplicable. Aunque también se aprecia un guiño a la turismofobia, que en su variante política se presenta como defensa del “campo puro” contra cualquier atisbo de negocio complementario.
Sería más honesto reconocer que esta oposición no obedece a una defensa del pequeño agricultor, ganadero o pescador, sino a una oposición beligerante y rancia hacia todo lo que huela a turismo, en franca incoherencia con la política del Gobierno de España a través del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, algo que debería explicar la secretaria de Estado de Turismo y vicesecretaria general del PSIB, Rosario Sánchez.
El PSOE debería aclarar si está con el sector primario o con la retórica fácil de la turismofobia. Y tener en cuenta que los agricultores, ganaderos y pescadores no merecen que se cuestione su futuro por conveniencias partidistas.
