La izquierda alimenta irresponsablemente el conflicto educativo

El abandono en bloque de la Mesa Sectorial de Educación por parte de los sindicatos —con STEI a la cabeza, seguido por UGT, CCOO, ANPE y UOB— es la última expresión de una estrategia conocida: la teatralización del conflicto por parte de la izquierda y sus organizaciones satélites frente a cualquier pacto político que se aleje de su marco ideológico.

La razón oficial de esta espantada es el acuerdo entre PP y Vox para sacar adelante los presupuestos autonómicos para 2025. No obstante, lo que se denuncia como una amenaza a la educación pública, no viene acompañado de ningún cambio legislativo en materia lingüística ni educativa. La normativa sigue vigente, no se ha eliminado el catalán como lengua vehicular, ni se han impuesto modelos alternativos como el TIL. ¿Dónde está entonces el motivo real del levantamiento sindical? En la política, no en la educación.

La sobreactuación e irresponsabilidad de los sindicatos docentes ha causado, colateralmente, la imposibilidad de aprobar en la Mesa Sectorial algunas medidas clave para la mejora de las condiciones laborales del profesorado: la reducción de la jornada semanal de los docentes de infantil, primaria y secundaria de 37,5 a 35 horas y la concesión de licencias de estudios para los funcionarios de carrera de los cuerpos docentes. Con esto queda claro que sus actuaciones se centran en el ámbito político y no laboral.

Lo que se denuncia como una amenaza a la educación pública, no viene acompañado de ningún cambio legislativo en materia lingüística ni educativa

Desde la Asamblea de Docentes hasta FAPA, pasando por las voces políticas de Més, se ha alimentado un discurso alarmista que anticipa movilizaciones masivas —una diputada de Més incluso augura una protesta de más de 100.000 personas, como en la era Bauzá—. Hablan incluso de pacto “inhumano” y "barbarie". Pero el contexto no es el mismo. Entonces se tocó directamente el modelo lingüístico en las aulas; hoy, todo permanece igual. Lo que ha cambiado es quién gobierna y con quién pacta.

Este tipo de maniobras, revestidas de defensa educativa, son en realidad ejercicios de agitación partidista. Al tratar de presentar como "ataque" lo que no pasa de ser un pacto presupuestario sin consecuencias normativas inmediatas, los sindicatos banalizan la protesta. Y lo que es más grave: desgastan la herramienta sindical para convertirla en arma de oposición política.

Los ciudadanos merecen una educación de calidad, no un relato inflado para enmascarar desacuerdos ideológicos. Y mucho menos, una representación sindical que confunde su papel negociador con el de actor político. Los docentes no pueden suplantar al Parlament.

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Un comentario

  1. A ver, son docentes, la etica dice que tienen de ser neutrales e impartir la docencia justa, sin politizaciones, cobran como funcionarios de nuestros impuestos, no estan para decir que hay que hacer, pueden criticar lo quieran es justo, pero una mayoria de la población pidio un cambio, si no les va bien tal vez tengan de cambiar de trabajo y dedicarse a otras cosas, estas situaciones recuerdan mas al Fascismo de Mussolini, «Nada contra el estado, Nada Fuera del Estado, Todo para el Estado», es lo mas lamentable y bochornoso que pueda haber en una democracia avanzada.
    Saludos Cordiales

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