La Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de las Islas Baleares (TSJIB) ha puesto en su sitio al Ib-Salut y le ha dejado sin su famoso Plan de Ordenación de Recursos Humanos, del que ha dicho, con otras palabras, naturalmente, que ni es plan ni es nada. Es curioso como la sentencia recoge y hace suyas todas las alegaciones presentadas por el Sindicato Médico de Baleares que, pese al rechazo de la Mesa Sectorial de Sanidad al texto, fue la única organización que lo impugnó ante los tribunales, por entender que sólo pretendía obligar a los médicos a jubilarse a los 65 años, evitando así que pudiesen continuar hasta los 70 en el servicio activo, eso sí, dejando un resquicio para que permaneciesen los que convenían al Ib-Salut. Han tenido que pasar meses para que la Justicia le haya dicho al Servei de Salut lo mismo que en su día argumentó el Sindicato Médico y el plan, ese que aprobó para forzar la jubilación de los facultativos, haya sido anulado, quedando, por tanto, sin efecto. Pero, a lo largo de ese tiempo, numerosos médicos altamente capacitados y cualificados han salido del sistema público, otros han expresado su indignación por la medida y han exigido su supresión y la gran mayoría se ha ido a la red sanitaria privada, donde no existe ninguna normativa que les diga que a los 65 años tienen que dejar de ejercer su actividad porque ya no están en condiciones para ello. Y todo, para nada, para que ahora el Tribunal Superior de Justicia de las Islas Baleares le diga claramente al Ib-Salut , y con toda la contundencia del mundo, que el plan queda sin efecto, pero lo que no puede arreglar la sentencia es el hecho de que médicos brillantes fueron obligados a marcharse, contra su voluntad, porque así lo quisieron nuestros gobernantes. Y eso sí que no tiene solución.
