El cerebro humano es “joven” y “primitivo”, ya que no llevamos muchos años de diseño evolutivo homínido, por lo que es comprensible que nuestra capacidad de pensar sea deficiente y limitada y que todavía mantengamos restos de “ irracionalidad” y estupidez. Para aclarar malentendidos yo entiendo por “estupidez humana” aquella característica humana genética , universal y con gran potencial evolutivo que hace que “no veamos y pensemos con claridad” y que en épocas de confusión nos impida “ver lo obvio tal cual es”.
De ahí “es-tupido”. Evidentemente el “cash cognitivo y afectivo” es de amplio espectro y variable pero el cerebro humano como la visa siempre tiene un límite. Solo desde este marco global y común se puede entender el sainete tragicómico y perverso de ciertos debates ciudadanos. Los seudolíderes , que aunque insoportablemente leves, seguimos soportando están alejados y confundidos con la realidad.
La realidad siempre es un buen negocio siempre que no se vea escotómica y parcialmente. El contacto con la realidad disminuye nuestra es-tupidez (visión opaca), aunque hoy la ficción supera a la realidad. Cuando huimos de la realidad, el riesgo es caer en el delirio. Construimos los delirios como muletas del yo, como decía Castilla del Pino. El mapa no es el territorio. No nos afecta lo pasado sino como nos lo representamos y con qué recuerdos nos acompañamos. Es necesario construir nuevos relatos para no seguir estando parasitados psicológicamente por el odio, el re-sentimiento y la rabia, que tienen un gran potencial autodestructivo.
Hay que construir un espacio social que no sea inhóspito, donde todos quepamos. Somos ciudadanos vigilantes no solo votantes. A veces toca ser vetantes y hay que elegir mojarse. Es necesario renunciar a la equidistancia, la pasividad y la neutralidad en ciertos debates. Muchos políticos actuales demuestran de forma recurrente que es más fácil querer a los ideales que a las personas y esto se cura pasando al anonimato y a la invisibilidad.
Los ciudadanos solo queremos que no nos generen más malentendidos sociales. De ahí nuestra des-afección y la des-acreditación generalizada que nos generan.
Recuerden siempre: aun, aquí y ahora que estamos en derrota transitoria pero nunca en doma.





