De los 7.500 abonados que tiene el Mallorca, según cifras oficiales, habría que descontar los que corresponden a intercambios con accionistas, rescate de obligaciones, empleados y jugadores de todos los equipos con sus familiares. Pero esta no es la cuestión. La realidad es que en relación a la pasada temporada, han dejado de renovar sus abonos la friolera de 5.000 seguidores, una respuesta contundente al descenso de categoría y al rechazo que produce la gestión de Maheta Molango y sus colaboradores. En términos porcentuales se han perdido casi la mitad de fieles, exactamente el 40 por ciento de la masa social estable. Un detalle importante que obligaría a analizar seria y profundamente si el cierre parcial del estadio y en concreto la tribuna de sol ha sido una buena medida o se pudieron contemplar otras alternativas. Ahora habrá que ver cuál será la media de asistencia a Son Moix que, como ya se ha dicho, siempre es muy inferior al número de carnets expedidos. La noticia por lo tanto no son aquellos que han pasado por las oficinas, sino precisamente el número de mallorquinistas que no lo ha hecho. En pura teoría Sarver es hombre de números y la gestión de su acólito no admite un examen mínimamente riguroso.
Es una verdadera pena que todo el dinero del financiero americano, puesto en una ciudad de las posibilidades de Palma y la afición que hubo y han obligado a desertar, no dé más que para un club o un equipo con aspiraciones de regresar al fútbol profesional. ¡Sólo faltaría!. Aunque no olvidemos que para el CEO lo importante es competir y el resultado de cada domingo, lo de menos.
