El reciente informe del Bank of America sobre la Generación Z (aquellos nacidos entre 1995 y 2010) presenta un escenario curioso: una generación que hoy enfrenta dificultades para pagar un alquiler, pero que en pocas décadas podría convertirse en la más rica de la historia. La llamada "Great Wealth Transfer", la herencia masiva que recibirán de generaciones anteriores, cambiará el panorama económico global, con un estimado de 74 billones de dólares en manos de los Gen Z para 2040.
Sin embargo, en un lugar como Mallorca, donde el turismo y el comercio local son esenciales para la economía, surge la pregunta: ¿Cómo impactará este cambio en el pequeño comercio?
A pesar de su actual precariedad laboral y financiera, la Generación Z ya muestra hábitos de consumo definidos: prefieren experiencias sobre bienes materiales, priorizan la sostenibilidad y exigen transparencia a las marcas. En un entorno como Mallorca, donde el comercio de proximidad ha sufrido frente a la expansión de grandes cadenas y el auge del comercio online, la llegada de una generación con nuevos criterios de gasto podría suponer una oportunidad.
Según estudios recientes, el 36% de los Gen Z destina sus ingresos a experiencias como viajes y gastronomía, el 30% en moda y el 24% en entretenimiento. A diferencia de generaciones anteriores, gastan menos en vivienda y vehículos, pero invierten más en tecnología y bienestar personal. Esto podría significar un impulso para sectores como la hostelería, la tecnología aplicada al turismo y los negocios sostenibles.
Mallorca enfrenta un dilema: su economía depende del turismo, pero también debe garantizar la sostenibilidad del comercio local para sus residentes. Con los altos costos de vida y la dificultad de acceso a la vivienda, muchos jóvenes han optado por trabajos temporales o el autoempleo digital, alejándose del modelo de empleo estable. No obstante, la llegada de la riqueza generacional podría revitalizar ciertos sectores.
Si los comerciantes locales logran adaptarse a estas tendencias, ofreciendo productos exclusivos, sostenibles y experiencias personalizadas, podrían beneficiarse de la futura riqueza de los Gen Z. Sin embargo, esto requerirá una transformación profunda en la forma de operar de muchos negocios tradicionales.
La clave estará en que los comerciantes sepan atraer a esta nueva generación. Las tiendas que prioricen la experiencia del cliente, la innovación tecnológica y la sostenibilidad podrán competir con las grandes plataformas globales. Si los Gen Z optan por gastar su dinero en negocios locales en lugar de en gigantes como Amazon o Shein, podrían convertirse en un motor de recuperación económica para la isla.
La Generación Z redefinirá el consumo global y Mallorca no será una excepción. Si el pequeño comercio logra entender y adaptarse a esta nueva mentalidad, podrá no solo sobrevivir, sino prosperar en esta nueva era de transformación económica. De lo contrario, la riqueza futura de los Gen Z podría acabar alimentando, una vez más, a las grandes corporaciones y plataformas digitales, dejando a los negocios locales en la cuerda floja.