La pasión perjudica seriamente la salud

Hace ya algún tiempo leí un muy interesante estudio científico, A detailed look at sex injuries, que hablaba sobre los muchos peligros que, al parecer, conlleva una posible noche de frenesí o de pasión romántica.

Lo primero que llamó mi atención de ese estudio fue que sus autores consideraban que los mayores riesgos para nuestra integridad física no provendrían de una escapada de unas horas a un hotel o de un encuentro lujurioso en algún espacio público, sino de dejarnos llevar por el desenfreno físico y psíquico en nuestro propio hogar.

Según el citado documento, muy completo y detallado por lo demás, los diez lugares de nuestra casa posiblemente más peligrosos a la hora de intentar dar salida a esa fogosidad incontrolada serían, por este orden, el sofá o la butaca, las escaleras, el coche, la ducha, la cama, una silla, la mesa de la cocina, el jardín, el baño y el armario —sic—.

En cuanto a las posibles lesiones que pueden sufrirse en esos momentos de mayor arrebato amoroso, las más habituales suelen ser esguinces de tobillo, torceduras en muñecas y rodillas, magulladuras en los hombros y en los codos, lesiones en los dedos, problemas musculares, molestias lumbares, tortícolis y quemaduras de distinto tipo.

Por si todo ello no fuera ya suficiente, que lo es, el parte de daños no termina normalmente ahí, pues hay determinados objetos que pueden acabar aún más afectados que nosotros en una noche de locura total, como por ejemplo la base de la cama —algo sin duda previsible—, así como también botellas, vasos de vino, tazas de té, marcos de fotografías, cajones de las mesitas de noche, floreros, sillas, paredes, puertas y ventanas.

Partiendo de todas esas evidencias, creo que seguramente coincidirán conmigo en que nunca está hoy de más contar con un buen seguro de hogar a todo riesgo. En su momento yo ya me hice uno, pero fue por razones completamente distintas a las ahora reseñadas, por supuesto.

En el apartado final de A detailed look at sex injuries se nos recuerda, a modo de conclusión, que cada día 240 millones de personas en todo el mundo tienen relaciones íntimas, añadiendo que al menos un tercio de ellas pueden sufrir algún tipo de lesión a lo largo del año a causa de esa intimidad corporal.

Nada nos dice este estudio, en cambio, acerca de cuántas de esas personas acaban finalmente en Urgencias y explican luego cómo han llegado hasta allí, aunque es posible que algunas de ellas reconozcan ser ávidas lectoras de la muy conocida trilogía novelística de E. L. James o de otras trilogías en esa misma línea.

Como ven, el balance de daños de todo tipo que pueden presentarse tras una noche de pasión romántica es casi inacabable. Así lo exponía aquel estudio tan pormenorizado y así me lo confirmó también alguna vez algún amigo confidente. O dicho de otro modo, en ningún caso les he hablado hoy de mi propia experiencia personal, naturalmente.

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Un comentario

  1. Ya te digo yo que trabajando en la obra corres más peligro y no da tanto placer. Así que creo sinceramente que merece la pena correr algunos riesgos…….

    Un saludo a todos

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