La librería Quars acogió este lunes la presentación en Palma del libro Joan March, d'aprop, de Miquel Segura, que contó con la introducción de Miquel Munar. El acto tuvo poco que ver con otros semejantes vividos por el cronista desde los ya lejanos años de su juventud, pues fue entretenido, cálido, interesante, interactivo e íntimo. O, dicho de otro modo, no pareció la presentación de un libro.
El libro había sido presentado ya en Santa Margalida, tierra originaria de Joan March, el pasado 30 de marzo, y previsiblemente lo será también en Barcelona, debido al éxito instantáneo y al mismo tiempo creciente que está obteniendo desde su reciente publicación. Una de las paradojas -o tal vez no- de esta obra es que, pese a su gran éxito en ventas, no está mereciendo hasta ahora la atención de los críticos literarios isleños.
"La crítica literaria no ha dicho ni una puñetera palabra", lamentó Miquel Segura, con un punto de ironía, haciendo referencia, justo a continuación, a las "capillas" que tradicionalmente conforman el mundo de la cultura en nuestra querida isla. Esas "capillas" quizás sólo sean dos o tres en la actualidad, pero siguen siendo muy influyentes.
Parafraseando al maestro Miguel de Cervantes, bien podríamos decir también en este caso: "Con la Iglesia -cultural- hemos topado, amigo Miquel".
Aun así, uno tiene la sensación de que no sólo el libro, sino también la presentación de este lunes habrían sido del agrado del propio March, al permitir descubrir los claroscuros de un personaje muy interesante, que no se deja atrapar por las simplificaciones que pretenden reducirlo a alguien con el que forzosamente hay que estar sólo a favor o sólo en contra.
Entre las personas que acudieron al evento de Quars se encontraban el periodista y editor Antoni Planas, el periodista Joan Riera, el abogado Santiago Fiol, el periodista Paulí Buchens, el periodista Mateo Cladera o el rabino Nisan Ben-Abraham, entre otros. Precisamente, Joan y Miquel mantuvieron al final una charla muy interesante sobre algunos de los aspectos más controvertidos de la vida de March.
La presentación se inició con una muy brillante introducción de Miquel Munar, en la que se entreveraron reflexiones muy acertadas sobre Joan March, d'aprop con algunos recuerdos personales del propio Munar en relación a alguno de los protagonistas de este libro, como Joan Mascaró. A modo de perfecta síntesis, Munar indicó que se trata de una obra que si bien quizás espantará o incomodará a algunos, casi con total seguridad fascinará a la mayoría de personas que la lean.
Entre esas personas fascinadas por la lectura de dicho libro se encuentra el autor de esta contracrónica, que además conoce y admira a Miquel desde hace muchos años, aparte de sentir una gran gratitud personal hacia él.
Nos conocimos en el año 2000 en Última Hora, en donde congeniamos de inmediato. Unos años después, en 2003, Miquel me cedió muy generosamente la corresponsalía de ABC, que él ostentaba hasta aquel momento. Recuerdo que, además, en aquellas fechas me acompañó a la sede del diario fundado por Torcuato Luca de Tena, para avalarme y apoyarme en mi entrevista con uno de los subdirectores de ABC en aquel momento, Rodrigo Gutiérrez.
Un año después, en 2004, pude publicar mi primer libro, Crónicas tristes de la ciudad de Palma, gracias a su mediación personal con un editor isleño. La presentación pública de aquel libro fue hecha por el propio Miquel y por otro periodista y escritor al que también admiro mucho, Sebastià Bennasar.
A Miquel le debemos, por otra parte, la recuperación originaria de la memoria y del legado chueta, esencial en la historia de Mallorca. Gracias a Miquel, miles de chuetas pudimos conocer mucho mejor cuáles eran nuestras raíces y sentirnos más ligados a nuestros antepasados histórica, vital y espiritualmente.
El cariño y el afecto mutuo entre Miquel y yo se mantuvo inalterable a través de los años, aunque apenas nos habíamos visto en el último lustro. Por suerte, hace unas semanas nos volvimos a reencontrar, en concreto en la sinagoga de Palma. Así lo recordó el propio Miquel en una preciosa y generosísima columna publicada recientemente en Última Hora, que nunca le podré agradecer lo suficiente.
Personalmente, considero a Miquel uno de nuestros mejores escritores en castellano y en catalán, sin ninguna duda, de ahí que siempre sea una delicia leerlo -y escucharle-, tanto en una columna periodística como en cualquiera de los libros que componen el conjunto de su obra.
En todo ello estuve pensando este lunes en Quars mientras le escuchaba y le veía, como también pensé que haberlo podido conocer es uno de esos regalos inesperados con que a veces nos obsequia la vida.








