Opinar desde la distancia y, lo más grave, sin ninguna información directa no solamente es arriesgado, sino irresponsable. Claro que los medios de comunicación en general y ninguno de ellos en particular, se han cargado la presunción de inocencia y ya estamos acostumbrados tanto a sus juicios como a sus sentencias lo cual, de otro lado, tampoco les priva de razón cuando de verdad la tienen. Distinto es que se atribuyan la victoria antes de que el árbitro señale el final del partido, a veces incluso antes de que se dispute.
La operación “Soule” le servirá a Angel Villar para saber quiénes son sus verdaderos amigos y quienes los que se van a tirar del barco, como las ratas. Seguro que se llevará alguna sorpresa, ya sea en la cárcel o fuera de ella. Pero eso tampoco nos ocupa, ni nos preocupa. En cambio una vez más debemos mostrar nuestra incredulidad frente a las casualidades. ¿Hubiera salido adelante la presente investigación de no haber sido elegido de nuevo como presidente de la Federación Española de Fútbol?, ¿es una simple coincidencia que se le detenga cuarenta y ocho horas antes de la Asamblea del Ente?, ¿prosigue otra causa paralela que investiga a Javier Tebas y Jaume Roures?, ¿qué indica que el candidato derrotado, Jorge Pérez, haya sido durante años secretario y mano derecha del detenido?, ¿qué responsabilidad alcanzaría a las Territoriales que han sido objeto de registro estos dos últimos días?.
Un rosario de preguntas de difícil respuesta salvo para los sabelotodo de tertulias radiofónicas o editorialistas sedientos de algún tipo de venganza porque el problema no se detiene aquí, sino que se extrapola a todo el fútbol mundial. ¿O es que nos hemos olvidado de Platini, del Mundial de Quatar bajo sospecha, de Infantino y de los amaños denunciados en competiciones internacionales y domésticas?. No sé si aquel jugador del Athletic que se las tuvo con Cruijff y su hijo fueron, son o serán culpables, pero estoy convencido de que solo vemos la punta del iceberg y, por añadidura, la que más nos conviene.
