La sanidad balear vuelve a encender las alarmas. A 31 de agosto de 2025, 15.043 pacientes aguardaban en las islas para ser operados, un 17,3 por ciento más que hace un año y un 2,8 por ciento más que en julio. La demora media se sitúa en 106,6 días, lo que equivale a más de tres meses en el limbo antes de entrar en quirófano y casi una semana más que en agosto de 2024.
El dato más preocupante está en quienes llevan más de medio año esperando. Son ya 2.397 pacientes, un 34,1 por ciento más que hace un año y un 21,3 por ciento más que en julio. No se trata de cifras abstractas, sino de personas que necesitan una prótesis de cadera, una operación de columna, resolver unas cataratas o reparar una hernia que les impide llevar una vida normal. Para ellos, la lista de espera significa dolor prolongado, limitaciones en la vida diaria y, en muchos casos, la dependencia de familiares para actividades básicas.

SON ESPASES, EL GRAN CUELLO DE BOTELLA
El hospital de referencia, Son Espases, concentra por sí solo más de un tercio de los casos, con 5.345 pacientes en lista de espera y una demora media de 111 días. En especialidades como Traumatología o Cirugía Digestiva, los retrasos superan con facilidad los seis meses. Son Llàtzer, con 3.214 pacientes, es el otro gran foco de presión en Mallorca.
Los hospitales comarcales también sufren: 1.535 pacientes esperan en Manacor, 1.450 en Inca, 1.468 en el Mateu Orfila de Maó y 2.012 en Can Misses de Ibiza. En el extremo opuesto, Formentera apenas registra 19 pacientes en lista.
En este mapa sanitario, Son Espases se lleva la peor parte. Todavía hay enfermos con esperas desorbitadas, aunque desde la dirección aseguran que la situación "ha mejorado respecto al año pasado", y respecto al 2023, cuando el nuevo equipo entró y se encontró con pacientes "que superaban los 2.200 días de demora". De todas maneras, hoy, el récord se sitúa en, nada más y nada menos que 840 días.
Para intentar revertir esta situación, el hospital ha confirmado a mallorcadiario.com que ha puesto en marcha programación extraordinaria de quirófanos por la tarde, refuerzo de plantillas con horas extra voluntarias, priorización de casos urgentes y reorganización de agendas. Pese a la presión asistencial, la dirección confía en que estas medidas permitan seguir reduciendo las listas de aquí a final de año.

EL CONTRASTE CON LAS CONSULTAS EXTERNAS
La paradoja es que las consultas externas sí han mejorado. La espera media para una primera visita con el especialista se sitúa en 66,5 días, once menos que en agosto de 2024. En total, 83.027 pacientes aguardaban cita, un 2,6 por ciento menos que hace un año.
La mejora en este apartado se debe, en parte, a la reorganización de agendas y a la ampliación de horarios en algunos servicios. Los pacientes entran antes en la consulta del especialista, pero eso no significa que salgan antes de la lista quirúrgica. El cuello de botella está en los quirófanos.
Aun así, el sistema arrastra situaciones difíciles de justificar. 32.980 pacientes esperan más de dos meses para ver al especialista y 335 personas superan el año en lista para una primera cita. Casos que no solo cuestionan los plazos, sino que pueden agravar diagnósticos y retrasar tratamientos clave.

UN PROBLEMA ESTRUCTURAL
El aumento de las listas de espera quirúrgicas tampoco puede desvincularse de factores estructurales que afectan a Baleares. La falta de profesionales sigue siendo un problema endémico: cuesta cubrir plazas de especialistas en las islas y muchos contratos dependen de la temporalidad. A esto se añade la presión turística, que dispara las urgencias en verano, y el crecimiento poblacional, que ha elevado la demanda de servicios sanitarios por encima de la capacidad instalada.
La estadística del Ib-Salut refleja esa tensión. La apertura de nuevos hospitales, como el de Son Espases en 2010, alivió parcialmente la situación, pero el tiempo ha demostrado que se ha vuelto insuficiente. El volumen actual de pacientes desborda las infraestructuras disponibles.








