11.993 personas en lista de espera quirúrgica y 40.736 pendientes de cita con el especialista. Estos son los datos ofrecidos por el conseller de Salut, Vicenç Thomàs, unos datos que no reflejan, ni una mínima parte, de lo que se esconde detrás de ellos. La frialdad de los números, de los porcentajes y de las medias, no deja conocer las tragedias que viven muchos de los pacientes que no esperan sino que desesperan porque no les llega la solución a su problema, después de meses y meses de aguardar una llamada que les dé esperanza. Sabe el conseller y todo su equipo que estas cifras son sólo una verdad a medias y por tanto un intento de manipulación, porque detrás de ellas hay muchas otras que no ven la luz. ¿Cuánto tiempo pasa desde la primera visita hasta la intervención quirúrgica? ¿Cuánto tiempo se tarda en realizar todas las pruebas imprescindibles para llevar a cabo la operación? ¿Cuánto tiempo hay que esperar si es necesario programar una segunda intervención porque los resultados no han sido todo los buenos que se esperaba? ¿Cuánto tiempo pasa entre la primera y la segunda visita? ¿Cuánto dura el preoperatorio completo? Muchas preguntas y ninguna respuesta. Sólo los que lo han vivido en primera persona pueden responder a todas estas cuestiones y les puedo asegurar que muchos más de los que creemos han estado varios años esperando, pero no es eso lo peor, lo peor es que los ha habido que, ante la desesperación o las probabilidades de que su dolencia se agravase, han tirado de los ahorros y se han ido a la red privada. Y no lo han hecho por gusto. Por eso, cada vez que el conseller sale hablando de reducción de las listas de espera y de lo bien que está Baleares en este ámbito, han estado a punto de ir y decirle la cara la verdad, de dejarle en evidencia y de pedirle, que por lo menos, no insulte su inteligencia.





