La conselleria d'Educació i Universitat del Govern de les Illes Balears, al frente de la cual se encuentra el profesor Martí March, un hombre de dilatada carrera docente y gran experto en la materia, está teniendo que lidiar con problemas importantes que requieren de mucho diálogo, mayor prudencia y mano izquierda. Era previsible que el sector educativo, tan movilizado y levantisco durante la pasada legislatura por causa de los recortes y la aplicación del Decreto de Trilingüismo TIL, no resultara tan fácil de apaciguar como algunos creían. Lo está comprobando el conseller March y también el PSIB, que redobla los esfuerzos para lograr la desconvocatoria de la huelga de docentes que desde principios del curso 2013-2014 se mantiene viva.
Otro asunto muy espinoso con el que tiene que lidiar Educación está siendo la suspensión del concierto existente entre la conselleria d'Educació y los colegios del Parc Bit Llaüt i Aixa, centros educativos privados vinculados al Opus Dei que hasta ahora habían logrado ser concertados en determinados cursos. El departamento de Martí March acordó la revisión de oficio del concierto y ha requerido abundante documentación a los citados colegios, argumentando que se han detectado errores en la concesión del concierto por parte de la Intervención de la Comunidad Autónoma.
En el trasfondo de la suspensión y revisión del concierto está el modelo educativo que se imparte en Llaüt y Aixa, donde los alumnos son separados por sexos. El propio conseller March tras reunirse con los padres de alumnos, manifestó que este no es su modelo educativo. Sin embargo ha habido pronunciamientos judiciales favorables al concierto, pese a la segregación que practican.
Lo cierto es que los padres, alumnos y exalumnos de los colegios del Parc Bit se han movilizado para defender activamente su derecho a ser centros concertados y a diario se pueden leer en la prensa multitud de cartas y testimonios a favor de la concertación. Conviene que la conselleria busque una solución favorable para todos, ya que de no hacerlo la cuestión seguramente llegue otra vez a los tribunales, con el desgaste y los perjuicios que el caso acarreará. La separación por sexos que estos centros practican no parece lo más acorde con los tiempos que corren y es natural que levante reparos en alguna gente, pero no ha de olvidarse que los padres tienen derecho a escoger el modelo educativo para sus hijos más acorde a sus creencias y que lo hacen libremente.





