La noche de los muertos y del miedo me permite empezar con una sonrisa un artículo que me duele escribir, porque no le va a gustar a nadie. Lo que me ha dado miedo han sido las actitudes de las masas, de esta semana. Pasarán muchos años antes que los damnificados por la torrentada en Valencia descanses sus almas y sus vidas. Fue terrible. Todo fue terrible. La Dana, la torrentada, la fuerza del agua que se llevó todo y a todos los que pilló desprevenidos hasta terminar con sus vidas, haciendas, bienes y futuros. Cuando algo así pasa, lo primero que piensas es cómo lo ha permitido Dios. Lo segundo es quién tiene la culpa. Y a partir de ese momento los individuos afectados se convierten en masa. Y eso da mucho miedo. El sociólogo Gustave Le Bon analizó el comportamiento humano cuando, en grupo, se convierte en masa social. En su trabajo “Psicología de las masas”, Le Bon analiza el comportamiento social grupal, y la capacidad de persuasión que tiene el poder para su manejo. En Valencia el Gobierno central, llevado por sus ansias de poder, aprovechó la incompetencia del gobierno de la Generalitat, encabezado por Carlos Mazón para colgarle los muertos. Supo esconder, desde el primer momento, a los responsables del Gobierno central en tan desdichada desgracia. Primero la ministra, Teresa Ribera, que era la responsable de los cauces de los torrentes que se desbordaron, la ascendieron y la enviaron al Parlamento Europeo para que no se notase su incompetencia. Segundo, Hugo Moran, el Secretario de Estado de Medio Ambiente, que no puso en marcha las obras que se habían aprobado y presupuestado como prevención a un posible desastre por lluvias imparables. Y el jefe de todos ellos, Pedro Sánchez. Los tres estaban fuera de Valencia. Era hora de la comida, es decir, todos estarían comiendo y ninguno de ellos hizo nada para ayudar a los valencianos. Yo creo en la justicia y por ello espero que en las causas abiertas se pueda delimitar las responsabilidades de todas las personas, organismos y administraciones que, por dejadez, incompetencia y desidia, permitieron el desastre.
Pedro Sánchez es el Secretario General del PSOE. Es el responsable de los actos de su partido en Valencia. El PSPV y los diputados de Compromis se lanzaron a crear varias asociaciones de damnificados por las lluvias, damnificados por las muertes de sus seres queridos, damnificados por haberse sentidos solos y desamparados durante casi 6 días, damnificados por todo lo que pasó. Hoy son 17 asociaciones que representan en conjunto a todas las familias de las víctimas mortales, y a las 300.000 personas perjudicadas por la pérdida de sus bienes. Solo 6 están presentadas en la causa judicial abierta. Y tienen todo el derecho del mundo a pedir responsabilidades. Tienen todo el derecho del mundo a llorar por sus muertos y a gritar su dolor y cagarse en los muertos de los responsables de su tragedia. Cada año, en mis clases de Comunicación, destaco la manipulación que hacen SIEMPRE los partidos políticos ante una tragedia que les permita ganar votos. Mis alumnos ya saben analizar el relato, la persuasión, la manipulación y el uso de las masas, para sentar el odio al enemigo político.
La masa en el funeral gritó su duelo. Gracias a las Redes hemos escuchado a las dos mujeres, distintas y ubicadas en distintos lugares, que gritaron a Mazón, a Sánchez, e incluso al Rey. El Partido Socialista solo dejo acercarse al Rey a las personas que representaban a tres de las asociaciones de víctimas: Associació de Víctimes de la Dana 29 d'Octubre de 2024, la Asociación de Damnificados por la Dana Horta Sud-Valencia y la Asociación Víctimas Mortales DANA 29-0. Justo las mismas que no quisieron reunirse con la Generalitat en ningún momento.
Termino el artículo después de ver, otra vez, la Jauría Humana, la película de Arthur Penn. Expreso mi admiración por el personaje del sheriff, interpretado por Marlon Brando, a quien comparo con la justicia. Les recomiendo que la vean, otra vez. Pero, por favor, intenten no llorar.



