Se lamenta la consellera portavoz del Govern, Pilar Costa, de que el presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy, no tenga tiempo de reunirse con la presidenta del Govern, Francina Armengol, pese a que este sábado estará en la isla con motivo del Congreso Insular del PP de Mallorca. El Govern considera que si Rajoy tiene tiempo para un acto de su formación, también debiera de tenerlo para atender a la presidenta autonómica, sobre todo si se tiene en cuenta que hace ya más de seis meses que se solicitó oficialmente una reunión.
Armengol tiene toda la razón del mundo y es justo que reclame mayor lealtad para con el Govern autonómico por parte del Gobierno central. Pero por algún lado tenían que salir las consecuencias de su desdén hacia el Gobierno de España. Armengol acostumbra a ignorar las visitas a Balears de los Secretarios de Estado y pensar que tales gestos de descortesía rayanas en el desprecio, no acarrean consecuencias, es no saber cómo funcionan las cosas.
Si Armengol quiere que la traten bien a ella, debe procurar hacer lo propio con los altos representantes de otras administraciones, singularmente de la Administración central. Si ella pasa olímpicamente de los actos donde asiste un Secretario de Estado, ahora no tiene fundamento para quejarse. Al fin y al cabo, le va en el sueldo asistir a cuantos actos de relevancia es invitada. Pero la presidenta hace gala de un enorme sectarismo y declina frecuentemente las invitaciones por motivos partidistas, cuando ella es la presidenta del Govern de todos los ciudadanos de Balears, no solamente de los votantes del PSOE. Si ella no quiere que la ignoren, que no lo haga ella con los demás.



