El Govern de les Illes Balears y la Federación Hotelera de Mallorca (FEHM) firmaron en el Consolat de Mar un convenio para impulsar la contratación de parados de larga duración mayores de 45 años, un colectivo que presenta una tasa de paro superior al 15% y que requiere de políticas activas de ocupación para volver a integrarse en el mercado laboral. Desde esta perspectiva, toda iniciativa que contribuya a facilitar la empleabilidad de este segmento de la población especialmente castigada por el paro y con mayores dificultades para volver a trabajar, debe ser aplaudida sin reticencias. No en vano, el presidente de la FEHM, Aurelio Vázquez, estimó que durante esta temporada turística que dará comienzo en breve se crearán entre 4.000 y 5.000 nuevos puestos de trabajo en la hostelería, de los cuales entre 500 y 600 serán para mayores de 45 años.
Con todo, rápidamente saltaron los agoreros de turno -que nunca faltan- para criticar el acuerdo suscrito entre Aurelio Vázquez y el president José Ramón Bauzá, tildando el acto de electoralista. Es indiscutible que Bauzá es, además de president del Govern, presidente del Partido Popular de Balears. Pero sería muy positivo que se supiera distinguir cuándo actúa en calidad de una cosa y cuándo lo hace en calidad de la otra. El acto, al que también asistió el conseller de Economía y Competitividad, Joaquín García, de quien depende el Servei d’Ocupació de les Illes Balears, es claramente una actuación del Ejecutivo autonómico en el ámbito de sus competencias y calificarlo de partidista o electoralista es totalmente gratuito y constituye un exceso injustificado.
Los hay que se empeñan en verlo todo gris, cuando no lo ven negro; en ver el vaso medio vacío cuando podrían verlo medio lleno. Pero no quieren. Son los “hombres de gris”, que incluso cuando desde el sector hotelero se vaticina -con pleno conocimiento de causa- que la próxima temporada turística será histórica en cifra de turistas y en volumen de ingresos, lo cual contribuye decisivamente a la reducción del desempleo, son capaces de censurar la previsión proyectando su negatividad con toda clase de argumentos ridículos. Siempre dispuestos al pesimismo, excepto si son ellos quienes gobiernan. Entonces, por más que suba el paro y cierren empresas, ya no hay noticias grises ni días grises. Para ellos, claro está.
