Es curioso como las acciones delatan la verdadera forma de ser de las personas. Ahora resulta que en el PSIB-PSOE, ese mismo partido en el que muchos de sus dirigentes se llenan la boca con la palabra república, prefieren el sistema sucesorio a la democracia interna. Así, alegremente designan a Francina Armengol como sucesora de Antich sin congreso ni primarias que la legitimen. El dedo vuelve a funcionar y todos callan, tal vez porque saben que de someterse a la votación de los militantes sería barrida del mapa. Estos socialistas, los mismos que han perdido las elecciones autonómicas en una derrota histórica, sonrientes y felices corren a repartirse los cargos en la oposición, sin entonar el “mea culpa” y sin someter su gestión a la aprobación o no de los afiliados. Tal vez es que no quieren oír lo que les dirían.





