Existe una epidemia de soledad al acercarse estas fechas tan señaladas que los médicos no son ajenos a la llamada depresión navideña. Los expertos en psicología y psiquiatría reciben más consultas por depresiones en esta época con la vuelta a casa por Navidad, que se torna traumática y estresante para muchos.
Otros sienten alergia a las luces navideñas, las aglomeraciones de los centros comerciales y las decenas de citas sociales de las que parece imposible escapar. El asunto ha motivado muchísimas veces, incluso, la publicación de libros -en positivo o negativo- sobre la Navidad como el escrito por el director de cine José Luis Borau Navidad, horrible Navidad, Ediciones Ocho y medio, 2003.
La idiosincrasia especial de la Navidad, que se define como un estereotipo social en el que se exige ser feliz, reunirse con gente y, cuando no se dispone de familia o amigos con los que alternar, "uno se ve solo y se deprime", según Arbesu responsable de Salud Mental de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN).
El miedo a volver a revivir épocas pasadas, reencuentros y dolor con duelos pasados amplía ese sentimiento y lo arrastra a la ansiedad. Al igual que los problemas económicos que imposibilitan, por ejemplo, hacer regalos en un momento en el que parece que ésto se trate de una obligación, resulta estresante para mucha gente.
Por ello maldigo la Navidad -no en su esencia porque es grato encontrarte con tu familia y amigos- la maldigo por lo superficial que se ha vuelto, lo exigente con cada uno de nosotros y lo poco amable que se vuelve en algunos casos.
En cambio, sí defiendo la actitud positiva y el compañerismo sano en estos días, como el que plasma el emotivo anuncio de la lotería de este año. “Lo bueno es compartirlo”, dice. Pues eso, comparte lo bueno que lo malo en estas fechas no tiene que llegar.





