No hay quien desconozca que, para la plantilla de un equipo de fútbol -y muchos otros deportes-, el vestuario es un espacio sagrado, inviolable, y del que no deben trascender según qué secretos.
Pues bien, la plantilla del Real Mallorca anda con la mosca detrás de la oreja. Este lunes, en su vuelta a los entrenamientos tras el empate en Oviedo, los jugadores se encontraron una sorpresa al llegar a la zona de aseo del vestuario de Son Bibiloni. El espejo de grandes dimensiones que comparten para afeitarse o asearse, había sido cubierto por un gran cartel con un mensaje muy directo para ellos: "Claassen no ha vendido el Mallorca, Claassen no se marcha del Mallorca". Esta era la proclama.
Por lo visto, el dueño del club ha preferido la oscuridad y la alevosía de un recinto de su propiedad para profanar la 'capilla sagrada' del vestuario con el único motivo de desmentir la información publicada por El Mundo -y reproducida también por mallorcadiario.com- según la cual el alemán tiene prácticamente cerrada la venta de buena parte de sus acciones a un grupo inversor norteamericano. Una operación que, además, le permitiría seguir dirigiendo la entidad.
Los jugadores y cuerpo técnico, superado el impacto de la sorpresa por la proclama, han mezclado el sentimiento de burla por la situación con el del malestar porque se ha utilizado "su" vestuario sin mediar aviso alguno.
