Los números contradicen a Fernando Vázquez cuando afirma en rueda de prensa que el Osasuna es un equipo “defensivamente bueno”. Nada más lejos de la realidad, pues Enrique Martín, el segundo entrenador más veterano de Segunda después del gallego, y sus discípulos han encajado más goles fuera de casa que la mitad de los equipos restantes, entre ellos el propio Almería, que se encuentra en descenso y el Huesca, que lo roza.
Una estadística paralela a la de su poder realizador que, lejos de El Sadar, también superan once rivales. Merced al buen rendimiento registrado en su feudo los navarros aspiran a meterse en el play off por el que pugnan, mejor o peor colocados, una docena de contendientes.
En Pamplona es un conjunto diferente, con una tarjeta de presentación muy distinta. Sólo el Alcorcón y el Leganés se han mostrado más fuertes ante sus seguidores. Como visitante se hallaría entre la quinta y la décima posición.
El Mallorca como local se mantendría entre el octavo y el noveno. No es una curva de ascenso, pero tampoco para sufrir. Le han condenado a su situación actual los fiascos sufridos en sus desplazamientos, pero es un anfitrión difícil para cualquier invitado. Claro que el de Castrofeito, quien añade “hay que ganar como sea y de la manera que sea”, que viene a ser una versión sui generis del “por lo civil o lo criminal de Luis Aragonés”, es perro viejo y en sus discursos previos a cada jornada no se olvida de sobrevalorar al enemigo de turno porque si pierde se ha curado en salud y si gana redobla el mérito de la victoria.
Ya dicen que más sabe el diablo por viejo que por diablo.
