La grave lesión sufrida por Ferrán Giner en Olot, en una acción fortuita y desafortunada, es el más claro ejemplo de lo que puede pasar en un momento determinado del campeonato y que, por lo que respecta a Segunda B, adquiere carácter de aviso para aquellos que pretenden vender la piel del oso ya no antes de cazarlo, sino incluso cuando aun es osezno.
Esta categoría es tan cruel que ni siquiera ser líder de tu grupo durante 38 jornadas te garantiza el ascenso. Antes es preciso salir vencedor de un play off al que el campeón acude con la única ventaja de disponer de un segundo intento si falla en el primer emparejamiento. Si lo que le ocurrido ahora al futbolista del Mallorca, al que deseamos una recuperación breve y absoluta, cae en otro ciclo de la temporada o afecta a compañeros más determinantes, sin desmerecer a nadie, puede tener una incidencia mucho mayor y de consecuencias fatales en relación a los objetivos marcados.
Por eso decimos que es muy pronto para aventurar conclusiones. En el mundo del fútbol intervienen agentes externos tales como sanciones, arbitrajes, etc, que no siempre se pueden controlar. Aunque haya quien ya piense en el mercado de invierno como seguro de vida para reforzar la plantilla con garantías, lo más aconsejable es trabajar y vivir en el día a día sin mirar más allá del próximo partido. Y eso, según me consta, Vicente Moreno lo tiene muy en cuenta. Tiene experiencia para ello y para más.






