Paco no tuvo niñez. Se la arrebataron unos vecinos cuando fusilaron a su padre en la pared del cementerio. Gracias al sepulturero pudo sacar el cuerpo de la fosa común y depositarlo en una tumba familiar. Se pasó la juventud trabajando para sacar adelante a la familia y lo consiguió. Nunca se le oyó acusar a nadie, ni hablar mal de nadie, ni buscar revancha contra nadie. Jamás habló de política, ni mantuvo una actitud a favor o en contra de ningún partido. Fue siempre, lo que en su ciudad dicen, un señor. Amigo de todos, al fallecer ha sido recordado como el ejemplo que deberían seguir todos aquellos que aun quieren utilizar la memoria histórica para cobrarse alguna ofensa. La vida y la guerra le robaron la niñez, pero nunca la hombría de bien y la educación. Un sobrino recordaba, que cuando no había dinero, se preocupó siempre que no faltasen juguetes a los niños de la familia y a los de las familias de los vecinos, aunque estos fuesen los hijos de aquellos que dispararon a su padre. Recordar, hacer memoria, buscar la justicia y el respeto es un derecho de todos. Que todos lo consigan, es un deber de todos nosotros.
Hoy, sale a la calle el nuevo número de Charlie Hebdo y su portada es toda una declaración de principios: Todo está perdonado. No comparto ni el estilo ni el fondo de la revista, y mucho menos su ataque permanente a todo aquello que no les gusta, pero considero que han hecho lo mejor que podían hacer: perdonar. Ya se encargará el derecho penal francés y en su caso el internacional, de castigar a los instigadores de estos asesinatos. Son días de ira y de rencor en los que se se están escuchado muchas idioteces, tonterías y arengas que solo persiguen el odio y la xenofobia. Huele mal, muy mal, la actitud del gobierno francés, secundada por el español, en su intento de limitar la libertad de algunos ciudadanos en aras de asegurar la libertad del resto. La democracia es la garantía de la seguridad y de la libertad. Cualquier otra actitud es fascismo, integrísimo, radicalismo y todos los ismos que se le ocurran. Perdonamos, pero no olvidamos. Es la frase que se repite en multitud de memoriales del holocausto repartidos por todo el mundo. Perdonar, pero hacer justicia. Aunque sea una justicia hecha por hombres, falible, injusta y partidista.
Termino recordando a Paco con una de mis frases preferidas: no hay ni buenos ni malos, solo personas que se equivocan.