El diario El País viene publicando desde hace varios días datos detallados de las negociaciones que el Gobierno mantuvo con ETA en los años pasados. Ayer, Rosa Díez, la exdirigente socialista, hoy líder de Unión Progreso y Democracia, llamó la atención sobre la tremenda inmoralidad que supone reconocer que el Gobierno estuvo mintiéndonos de forma sistemática, al mismo tiempo que nos decía que no estaba negociando y que era sagrado no tener a ETA como interlocutora.
Yo pienso que en este tema como en cualquier otro, hay que tener principios y no renunciar a ellos. Pero, la base de todo ha de ser lograr la paz, no pagar un precio político por ella y si hay que dialogar, se dialoga. Sin embargo, no puedo entender por qué en lugar de decirnos la verdad, nos han mentido de la forma contumaz en que lo han hecho.
Decir la verdad no significa necesariamente contarnos los detalles de lo que se está negociando, sino admitir que se está hablando. En cambio, el Gobierno, como en tantos otros temas, optó por mentir, por engañar, por inventarse la realidad. Son demasiadas ocasiones en las que el poder político español opta por engañar al ciudadano, con lo que pone en entredicho la relación de confianza que debe mantenerse. Al fin y al cabo, si negocian debería ser para lograr la paz para todos.
