Mientras unos cuelgan pancartas en la Seu, otros crean 85.400 nuevos empleos en Balears

Que todos los datos son relativos e interpretables, y que nunca son del agrado de todos, no puede ocultar el hecho de que la recuperación de empleo en Balears es una realidad. Los datos publicados por el INE (el Instituto Nacional de Estadística) recogidos en la EPA (Encuesta de Población Activa) son claros y demuestran que Balears continúa en el arduo camino de la recuperación de empleo.

El segundo trimestre del año deja una bajada del paro del casi el 30 por ciento, lo que se traduce en la espectacular creación de 85.400 nuevos puestos de trabajo. Ello sitúa a nuestra comunidad como líder de creación de empleo en España en términos porcentuales y absolutos por delante de Andalucía y Cataluña. De forma acertada, la patronal CAEB ha señalado que además se reducen significativamente hasta un 20 por ciento los índices de desempleo entre jóvenes y parados de larga duración. Las cifras aúpan a las Islas a un máximo histórico: de una población de 1.119.000 habitantes censados casi la mitad, 574.200, están trabajando.

Con todo, la EPA deja otras cifras que continúan siendo preocupantes: la tasa de paro supera el 11 por ciento con, los parados alcanzan las 76.200 personas, el desempleo juvenil pasa del 36 por ciento y 22.000 familias de Balears tienen a todos sus miembros en paro. En estos tiempos en los que se habla de “justicia social” no puede existir mayor injusticia que la de aquellos que queriendo trabajar engrosan las listas de las oficinas de empleo. Son la parte oscura de la EPA, aquello que no podemos olvidar y que debe empujar a los empresarios, del autónomo al magnate, a seguir trabajando con mayor ahínco y dedicación para sacar adelante nuestra sociedad.

Resulta agridulce intentar extraer una valoración de la EPA. Para los críticos supone un ejemplo más de empleos temporales y precarios, más pero no mejores. Como cada año, se da un efecto pendular en la creación de empleo, efecto marcado por el inicio de la actividad turística estival. Y eso es lo que se critica. Al mismo tiempo que se daban a conocer los datos, el grupo independentista de extrema izquierda Arran colgaba una pancarta en las murallas del Parc de la Mar, frente a la Catedral, con la leyenda “basta de turismo masivo, empresarios turísticos, culpables”. Esta nueva muestra de turismofobia ignora que si de algo son culpables los empresarios turísticos es de generar riqueza y puestos de trabajo. Si en el sector turismo existe la precariedad es por la mala praxis de ciertos empresarios al igual que sucede en otros sectores. No resulta lógico aplicar una única vara de medir para todo el mundo. De la misma manera, la temporalidad del empleo ligada al turismo es inevitable dada la propia naturaleza temporal del sector.

Lo preocupante es que, ante argumentos que resultan de perogrullo, aún haya quien insista en poner peros y descalificar a la actividad que más empleo genera en las Islas. La guinda del despropósito la ha puesto la portavoz del Ayuntamiento de Palma, Susanna Moll, al reconocer que no sabe si retirarán la pancarta de Arran porque “no ensucia ninguna pared y todo el mundo tiene derecho a manifestarse”. Confunde la señora Moll la libertad de expresión con la obligatoriedad de todos los colectivos y ciudadanos de contar con un permiso para ir colgando pancartas u organizar manifestaciones en espacios públicos.

Se pueden poner mil peros a los datos de la EPA y aquellos que arremetan con ceguera suicida contra el turismo estarán en su derecho de hacerlo. También le pueden pedir su opinión a los 85.400 ciudadanos de Balears que han conseguido un empleo y tienen ingresos de los que antes carecían. Trabajar, arriesgar el capital propio y generar empleo o colgar pancartas. La elección de futuro es obvia.

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