He de reconocer que la filtración que ayer hizo pública este diario, en el sentido de que un grupo de hoteleros mallorquines estaría impulsando la candidatura a ministro de turismo de José Ramón Bauzá para un próximo gobierno Rajoy –suponiendo que la semana que viene se desbloquee la situación- me dejó, primero estupefacto, pero, una vez digerida, resultó más bien tragicómica. Analizándolo sosegadamente, parecía imposible encontrar peor ministro del ramo que el funesto José Manuel Soria, pero hay que concluir que Bauzá colma sobradamente todas esas expectativas.
Ayer no se celebraban los Santos Inocentes y, por tanto, la filtración es creíble, especialmente si pensamos que puede proceder de cierto reducto ultra del sector hotelero, que tiene nombres y apellidos, y que aplaudía con fragor los desmanes del boticario, haciendo gala de una ceguera y una sordera manifiestas acerca de lo que la ciudadanía en general y el votante popular en particular pensaban y siguen pensando de nuestro ínclito expresident, actualmente apoltronado en el Senado como premio a todas sus ‘heroicidades’.
Afortunadamente, la filtración puede suponer el fin de estas aspiraciones ministeriales, aunque con Bauzá nunca se sabe, pues quienes le conocen bien me confirman que todavía piensa de sí mismo que fue un magnífico president de la CAIB y que los equivocados éramos los ciudadanos que, por influencia del pérfido profesorado y de algunos rojos infiltrados en su propio partido, no supimos apreciar lo excelso de su mandato.
Imagino que ayer media docena de cargos del Partido Popular con mayor o menor influencia en Madrid levantaron el auricular del teléfono y se aprestaron a abortar esta operación, real o ficticia. No sea cosa que Rajoy, en un mal día, cometiera un error fatal que acabe definitivamente con cualquier esperanza de renovación en el PP balear.
