Calificado por algunos como el terror de las tiendas, por otros como la salvación del comercio tradicional. El showrooming ha llegado para quedarse. Se trata de una nueva forma de adquirir productos. Mirar, tocar y probar en tienda a pie de calle, para después buscar en la red un precio más barato.
Según los datos de una encuesta realizada por IBM, es un formato de compra que ya da origen al 50% de las compras online. Al usuario de esta forma de comprar, se le llama consumidor transicional. Un fenómeno cada vez más habitual que hay que tener en cuenta.
Como es lógico, el comercio vive con preocupación el comportamiento de estos consumidores, al considerar que la viabilidad de sus negocios está en peligro. El impacto en la tienda física es elevado, dado que este tipo de cliente absorbe tiempo del personal, pero no cierra la venta. El showroomer acaba realizando su compra on line y evidentemente, no en la web del comercio que ha visitado.
Otro estudio, en este caso de la firma de marketing Vibes, asegura que la tendencia del showrooming podría consolidarse en un año. Las aplicaciones, los smartphones y foros de opinión han facilitado el crecimiento de una nueva forma de comprar.
El showroomer no pretende engañar a la tienda, su objetivo es conocer el producto, comparar precios y reducir las posibilidades de devolución, lo que al comercio electrónico le viene muy bien. Otro aliciente es la posibilidad de comprar en cualquier momento del día. Quiere hacerse con el producto a su manera: el mejor que pueda, al mejor precio, cuando él quiera.
Este consumidor según informan los expertos, pretende comprar entre otros: artículos de lujo, moda masculina, moda infantil y productos electrónicos. Su poder adquisitivo es medio-alto, lo que refleja que la economía no es la principal razón para su compra online.
¿Se trata del fin de la tienda física? ¿ o es momento de que el comercio tradicional se reinvente? Jack Philbin CEO de Vibes, sugiere que es el momento de crear experiencias de compra que influyan en los consumidores, es momento de aprovechar las nuevas tecnologías para conocer mejor al cliente, entender sus necesidades y gustos.
Ante esta perspectiva el comercio ha tomado medidas, algunos ya cobran una cantidad por entrar en el establecimiento, otros se niegan a dar demasiada información sobre los productos. Una lucha para evitar la evolución de un cliente que está ahí aunque no se quiera admitir. El showrooming ha venido para quedarse.
Bajo mi punto de vista la tienda física seguirá siendo el escenario principal de la compra, pero la actuación de consumidor y comercio cambiará. Hay que encontrar fórmulas que estimulen la venta, preparar mejor al personal y encontrar el nivel de implicación que de ellos se requiere. Al final lo que el cliente demanda es mayor personalización, una adaptación del espacio comercial a su estilo de compra y cubrir las necesidades no solo físicas sino también emocionales. Es el momento de crear “conversos”, fans del “lugar” de compra y no solo del producto. Está demostrado que muchos clientes están dispuestos a pagar un poco más por el valor añadido que le puede ofrecer una experiencia positiva.