Todos y cada uno de los ciudadanos de Palma ha intentado más de una vez subir a paso por peldaño las escaleras ubicadas en la calle Pas d'En Quint que llevan a la plaza de Cort. Probablemente nadie en la historia lo haya conseguido, es prácticamente imposible. El desnivel que hay que superar en cada paso y la distancia entre cada uno de los escalones es más adecuado para un pingüino que para un ser humano. Pero el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra y cada vez que un palmesano pasa por ahí no puede evitar volver a intentarlo pensando, ingenuamente, que esa vez sí que lo logrará.
