Cuando Son Sant Joan es el hogar

Dormir entre despegues: los sintecho invisibles del aeropuerto de Palma

homeless Sin techo en el Aeropuerto de Palma

Cuando las puertas automáticas se cierran al último vuelo y el bullicio del turismo se apaga, un grupo de personas emerge entre las sombras del aeropuerto de Palma de Mallorca. No buscan embarcar ni han perdido un vuelo: buscan refugio. Son los sintecho de Son Sant Joan.

Son las 21:00 horas. Mientras el cielo se tiñe de tonos rojizos sobre Mallorca, el aeropuerto de Palma de Mallorca va apagando su pulso turístico. Las tiendas bajan las persianas, los turistas desaparecen, y la terminal se transforma en hogar improvisado para unas 40 personas sin hogar. No hay vuelos en su agenda, sino la rutina de sobrevivir otra noche bajo techo.

El fenómeno no es exclusivo de Madrid-Barajas. El aeropuerto de Son Sant Joan, uno de los más transitados de España durante la temporada alta, se ha convertido en un nuevo escenario de exclusión social, reflejando un problema que traspasa las puertas giratorias del turismo de masas. Aunque AENA ha endurecido los accesos nocturnos, el aeropuerto sigue siendo, para muchos, el único lugar donde pasar la noche sin temor.

homeless Sin techo en el Aeropuerto de Palma

Bajo escaleras, en rincones sin luz, entre bancos de metal y olor a limpieza industrial, estas personas intentan descansar. Algunos lo hacen arropados con mantas de avión, otros con una cerveza en la mano y la esperanza vencida. El aeropuerto se convierte, por unas horas, en un limbo donde el desamparo encuentra hueco entre vuelos internacionales y alquileres de coches.

Durante la noche, solo unas pocas puertas siguen abiertas. La seguridad patrulla sin intervenir demasiado, quizás por protocolo, quizás por humanidad. El murmullo de quienes empujan carritos con sus pertenencias o hurgan entre la basura no interrumpe el sueño de los pocos turistas rezagados, pero sí desafía la imagen pulida del destino vacacional.

homeless Sin techo en el Aeropuerto de Palma
Algunas puertas permanecen cerradas por las noches

PRESENCIAS INVISIBLES Y RUTINAS HUMANAS

A simple vista, podrían confundirse con viajeros rezagados. Pero hay señales que los distinguen: bolsas de plástico reutilizadas, garrafas de agua, ropa superpuesta y miradas cansadas. En uno de los bancos, una mujer mayor, de unos 70 años, repite cada noche el mismo ritual: se instala en su asiento preferido entre los mostradores de alquiler de coches y aguanta hasta el amanecer. Cerca, otros entonan canciones con guitarra, arrancando una sonrisa a los vigilantes de seguridad.

Las historias se entrecruzan: un hombre del que se dice vivía en un velero, otro que murmura al cielo empujando un carrito de bebé vacío. No hay una única causa que los haya traído aquí, pero sí un mismo resultado: la falta de recursos suficientes para mantener una vida con dignidad.

homeless Sin techo en el Aeropuerto de Palma

ASISTENCIA LIMITADA, PERO CONSTANTE

Frente a la inacción de las instituciones públicas, la solidaridad llega sobre ruedas. La Unidad Móvil de Emergencia Social (UMES) de Cruz Roja visita a estas personas tres veces por semana. Les ofrece mantas, bebidas calientes y la posibilidad de dormir en albergues o residencias temporales. También la asociación Proyecto Encuentro acude cada martes, proporcionando alimentos, ropa limpia y, quizás lo más valioso, compañía.

A pesar de la situación, según las autoridades policiales, no existen denuncias relevantes por comportamientos conflictivos. Estas personas no causan problemas. Solo intentan existir en los márgenes del sistema.

¿QUIÉN SE HACE CARGO?

AENA, gestora del aeropuerto, ha optado por guardar silencio y derivar cualquier responsabilidad al Instituto Mallorquín de Asuntos Sociales (IMAS). Desde este organismo, sin embargo, la respuesta es insuficiente para abordar una situación que ya se ha convertido en estructural.

Mientras tanto, bajo los últimos bancos, un improvisado almacén de 50 metros cuadrados guarda pertenencias de los sintecho, como si el aeropuerto fuese también una extensión de sus hogares fracturados. En un entorno pensado para la movilidad y el tránsito, estas personas se ven obligadas a permanecer estáticas, invisibles entre vuelos de bajo coste y turistas de paso.

UNA IMAGEN QUE INCOMODA AL MODELO TURÍSTICO

La presencia de personas sin hogar en infraestructuras estratégicas como aeropuertos no solo desafía el funcionamiento logístico, sino también el relato que Baleares ofrece al mundo: el de una isla paradisíaca, próspera y abierta al turismo internacional. Sin embargo, las imágenes nocturnas de Son Sant Joan revelan que, bajo ese escaparate, existe otra cara de la sociedad: la precariedad creciente de quienes no tienen ni dónde caer dormidos.

Suscríbase aquí gratis a nuestro boletín diario. Síganos en X, Facebook, Instagram y TikTok.
Toda la actualidad de Mallorca en mallorcadiario.com.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Más Noticias