El pleno del Ayuntamiento de Palma ha decidido que no haya inauguraciones hasta las elecciones. Lo razonable es que estas cosas ni siquiera tuviesen que plantearse en un pleno, pero aquí somos diferentes. Calvo y sus socios tenían la tentación de montar eventos para presentar algunos de los proyectos realizados durante esta legislatura en Palma. Al PP, claro, no le gusta que haya tanta propaganda a pocos meses de las elecciones ya que ello beneficiará al gobierno municipal. Grosske ha argumentado que con el dinero que se ha producido con el sobrecoste del Palma Arena podrían montarse actos en todos los casals de barrio en plena campaña electoral. Yo le recomendaría que con ese dinero acaben lo antes posible el techo de Son Moix, pero con estas cosas no deberían hacerse demagogia. Los partidos -todos sin excepcion- suelen tener demasiadas tentaciones de hacer populismo barato cuando se acercan las elecciones. Los políticos creen que con un poco de coca de trampó y unos vinitos pueden comprar las voluntades de los ciudadanos. Las cosas ya no funcionan así ni los ciudadanos son tontos, pero cada vez que se acercan elecciones hay que recordarles que malgastan el dinero público por un puñado de votos.





