Aunque lo pueda parecer por el título, este artículo no está dedicado a mi compañera de promoción y a la sazón alcaldesa accidental de Palma, Aurora Jhardi, por sus declaraciones sobre la afluencia de turistas -ya se ha encargado de atizarle mallorcadiario.com en su editorial-, sino a la campaña homónima diseñada en el ámbito del Plan de Adicciones y Drogodependencias de las Illes Balears (PADIB), dependiente de la Conselleria de Salud para evitar el consumo abusivo de alcohol en las fiestas patronales.
A nadie se le escapa que el verano es época de especial alegría entre los jóvenes y que el calendario festivo-verbenero mallorquín contribuye notablemente a ello. En casi todos los pueblos se ha implantado alguna fiesta joven que es reclamo hacia el exterior hasta el punto de verse desbordados.
La colosal afluencia foránea de adolescentes, y algún que otro “granadito”, tiene como consecuencia demasiado habitual a servicios médicos atendiendo comas etílicos y a calles repletas de plásticos y pis. Parece que hay quienes no entienden la diversión desligada del alcohol, y poco les importa las molestias que causan a los habitantes de la localidad de turno y, lo que es peor, el poner su vida en riesgo.
Están tan claros los efectos nocivos que provoca el consumo excesivo del alcohol en cuerpo y mente que es absurdo reproducirlos. En este caso, preocupa más el pensar que muchos jóvenes no se pierden ninguna de estas fiestas y que su proceder beodo es el mismo en todas las ocasiones.
En materia de limpieza, podemos discutir si los ayuntamientos ponen papeleras y wáters portátiles suficientes para atender a tanta hormona juvenil junta, pero mucho me temo que cuando uno está desinhibido con un contentón del copón lo último que hará será buscar un contenedor amarillo o un barracón con las letras WC donde depositar sus desechos, ya sean de plástico u orgánicos. Por lo tanto, la tarea de prevención se tiene que realizar antes que llegue la fase de intoxicación.
Es bueno que los ayuntamientos -como lo han hecho recientemente Sineu, Sencelles y Alaró- se sumen a la campaña en aras de conseguir unas fiestas más sanas y cívicas, no obstante, ahora nos queda por ver el efecto que tendrá en una población ávida de hacer el burro sin pensar en las consecuencias.





