Nadie le discute al presidente del Govern, José Ramón Bauzá, que quisiera verse rodeado de los suyos en su primera intervención importante en Madrid, pero eso es una cosa y la otra llevarse a más de medio ejecutivo autonómico, amén de otros cargos, a la capital de España, para que estuviesen presentes en su intervención. Este exceso de políticos, seguramente con cargo a las arcas autonómicas, es un mal ejemplo y lo es porque no se puede predicar, por un lado, austeridad y pedir sacrificios a los ciudadanos, y, por otro, organizar esta comitiva a Madrid, con vuelo, hotel y gastos incluidos. Bauzá no ha dado un buen ejemplo, ni su Govern tampoco, porque los consellers no están para desplazarse un miércoles a Madrid y volver un jueves con el único objetivo de aplaudir a su jefe, sino para asuntos muchísimo más serios.
