Nuestro sistema sanitario, igual que en cualquier otro sector, nos castiga a veces con aspirantes a profesionales que, a su pesar, y por mucho tiempo que pase, nunca llegaran a serlo.
Para ser un buen profesional, no basta con tener un título, si no una gran dosis de humanidad y, en especial, de sentido común.
Que un aspirante a buen profesional diga que una persona que padece un proceso degenerativo neuronal que, entre otras cosas, le aboca a periodos incontrolables de anorexia, no come porque no quiere o que come cuando quiere, merece el premio a la estupidez y a la sin razon de este año y de los venideros también. Es más, yo le daría el premio con caracter vitalicio.
Si a esto le sumamos que el o la meritada aspirante a buen profesional considera que una persona enferma, que lleva 5 días sin comer y sin ingerir líquido alguno, con fiebre y deshidratada, no debe ser ingresada en un hospital, por el simple hecho de que la enfermedad neurodegenerativa es incurable, progresiva y repetitiva en sus sintomas, es para regalarle con el premio antes dicho, un ramo de flores (de esos que no me gustan porque se marchitan en dos días).
Pero estamos en sus manos. No deja de ser una cuestión de suerte. A diferencia de lo que ocurre cuando vas a un abogado, un arquitecto o un ingeniero, porque podemos ir a otro si no nos gusta, cuando entramos en un hospital por la puerta de urgencias nos toca lo que nos toca.
No nos queda otra que cruzar los dedos y esperar que no sea un aspirante a la nada el que tenga que curar nuestros males, y tanto si nos gusta como si no, sera ese y no otro a quien debamos encomendar nuestro cuerpo lisiado.
Sé que hay profesionales magníficos, extraordinarios: buenos profesionales, que no se sentiran aludidos con mis palabras. Del mismo modo que yo, cuando alguien critica a un mal abogado, jamas me he sentido aludida ni ofendida profesionalmente.
Estoy convencida de que los que valen de verdad para su profesión tampoco quieren a aspirantes a la misma sin vocación, sin sentido común y sobretodo, sin humanidad.





