Nunca entregarán el gobierno a la derecha

Lo ha dicho la vicepresidenta María Jesús Montero. Y yo te creo, hermana. Estoy tan convencido de que no dejaréis nunca el gobierno de la nación, que incluso he hecho una apuesta con una íntima amiga de la Junta Local de Palma, del PSOE. Y la ganaré porque leo mucha historia de España, y esta afirmación sigue un patrón ya conocido: el de los socialistas de 1934. Año en que organizaron el golpe de Estado contra el Gobierno legalmente constituido para sacar del Congreso a la derecha. Ese será el método que utilizarán. Dirán a los españoles que la derecha — por eso de tanta caña a los de VOX— son unos corruptos que lo que pretenden es quitar derechos como las pensiones, los salarios mínimos y las pagas para inmigrantes y menas. Pero habrá más. Dirán que quieren quitar los derechos de la mujer, feminista, por supuesto; los derechos de los ecologistas, sobre todo de los anti taurinos; los derechos de los antibelicistas, sobre todo los que aplauden a Putín y a Hamas. Dirán que el PP ya ha preparado recortes en el presupuesto del Estado. Y será verdad. Porque el presupuesto del Estado viene dedicándose a pagar a asesores, amigos, amigas, familia, y partidos que les votan. Si gobierna la derecha, ¿qué harán ante una caja vaciada por expreso deseo de un gobierno central vendido a los gobiernos de Catalunya y del País Vasco? No encontrarán ni un euro para gestionar las necesidades de los españoles. Es lo que les pasó a Rajoy, pero que no lo contó porque estaba tan avergonzado cuando le pillaron robando dinero público para el partido que no se atrevió a contar la verdad. Y así ha pasado a la memoria de los socialistas como el que cortó derechos, bajó prestaciones y congeló salarios. Ante esta situación, el sanchismo no tendrá otra salida que empezar a hablar de ilegalización de la derecha. Empezarán asustando a los españoles ante la posible victoria electoral del PP. ¡Qué miedo! Montero, si no termina en la cárcel, seguirá dirigiendo la claque en el Congreso, en los actos de partido, en los Consejos de Ministros y en cualquier encuentro con la prensa. E intentará que este discurso marxista y antidemocrático llegue a la conciencia de los andaluces para que le voten a ella. Y del tema del machismo de una gran parte de los políticos de toda ideología, ¿qué dirá? Porque la verdad, que conocemos todos los periodistas que hemos trabajado en política, es que una parte importante de los políticos son unas pichas bravas. Una gran mayoría entiende que la erótica del poder hay que ejercerla. Aprovecharse de la auxiliar de su despacho, de su secretaria, y de sus colaboradoras más directas. Son machistas y la tienen muy larga, la poca vergüenza. Puteros los ha habido siempre. De putas en Palma, en Madrid, en Barcelona, en Londres, Berlín y en Moscú, que yo sepa. Pocos han sido chaperos o han utilizado a jóvenes para su propio placer. Pero esa variable no disculpa el hecho degenerado. No voy a justificar las palabras de Feijóo sobre el suegro de Sánchez. Me da asco. Pero, el mismo asco me dio cuando un impresentable llamado Santos Cerdán y el otro impresentable Óscar Puente se dedicaban a insultar a los del PP, a sus mujeres, a sus familias y a su partido. No utilizaré las clásicas del ¡Jódete!, ni la mallorquina ¡Te fots i pegues bots! Esto no es política, esto es una mierda consentida por los que mandan en los partidos, de uno y otro signo. Pero no puedo dejar de reconocer que la más utilizada: de aquellos polvos, estos lodos, es la que resume lo que está pasando. Una pandilla de degenerados, hombres y mujeres, que se creen que ellos son España y putean a la derecha. Y luego se llaman demócratas. Mentiroso. Dicen que Dios es justo y que no se queda con nada de nadie. Eso espero. Amén.